
DANZA DE LA MUERTE
Por el diverso azar
de nuestro tiempo, la lluvia
sutil ha de juntarnos.
En la noche que escucha
arderán lentos cirios,
cera rebelde, ejército
desazonado por el lejano
orden de las serenas
patrias de luz, de los nobles
portadores del silencio.
Versión de José Batlló
Dansa de la mort
Per l'atzar diversíssim
del nostre temps, la pluja
subtil ha d'aplegar-nos.
Dintre la nit que escolta
flamejaran lents ciris,
cera rebel, exèrcit
neguitejat per l'ordre
llunyà de les serenes
pàtries de llum, dels nobles
portadors del silenci.
Salvador Espriu
Les hores (1954)
Hoy se cumplen veinticinco años de la muerte de Salvador Espriu. Espriu fue un gran poeta y marcó e incluso monopolizó en cierta manera una época política y cultural muy determinada. Cuando murió ya algunas ilusiones que la transición había encendido se apagaban, habíamos pasado unos años en los cuales parecía que otra España era posible. Espriu fue un home extrañamente carismático, a pesar de su hermetismo, de su carácter, de su apariencia y de su poesía, que no tiene nada de fácil.
Espriu era conocido incluso por aquellos que no le leían. Fue muy conocido, también, fuera de Catalunya, las ediciones bilingües de sus poemas se vendían muy bien. Hoy está, ay, algo olvidado. El mal del olvido es habitual en toda la Pell de brau. Quizá su popularidad hizo que pasaran a secundarios autores que también hubiesen podido ocupar la primera fila. Su misma fama hizo que, con el tiempo, cada cual interpretase a Espriu según le convenía. Fue también un gran prosista, inventó un mito, Sinera, su Arenys infantil, y también recreó mitos bíblicos, como la Historia de Esther. Muchos textos suyos se llevaron al teatro, como en el magnífico montaje Ronda de mort a Sinera, de Ricard Salvat, recuperado en 2002 por el mismo Salvat, por desgracia fallecido también. Espriu fue candidato al Nobel, pero parece que el centralismo hispánico es, todavía, reticente a apoyar candidaturas en lenguas que no sean el castellano aunque también influyeron otras cuestiones el el tema. Sin embargo Espriu fue admirado por muchos intelectuales españoles de la época. De una época en la cual la televisión nos ofrecía programas admirables, como esas entrevistas de Soler Serrano, en una de las cuales podemos recuperar, hoy, a este autor.