sábado, 8 de octubre de 2016

BUERO VALLEJO, UN CENTENARIO Y POCO TEATRO

Resultat d'imatges

Hoy, sábado 8 de octubre, Gregorio Moran dedica su muy leída sabatina semanal de La Vanguardia a Buero. Morán despierta pasiones a favor y en contra pero no creo que el artículo de hoy se pueda rebatir, al menos en lo que hace referencia a un autor teatral, sobre el cual he escrito varias veces en este blog y en otros. Incluso compara en algún momento a Buero con Ricard Salvat, aunque fueron personas muy distintas, y lo hace a causa de que Salvat fue de las pocas personas que reconoció la calidad y oportunidad de La detonación, la obra de Buero inspirada en el final de Larra.

Hay gente que cree que hoy hay mal rollo en Cataluña respecto al castellano. Yo creo que no, la inmigración internacional incluso nos volvió más solidarios con todo el mundo, los problemas políticos van por otro lado aunque todo se mezcle de forma mal intencionada. Sin embargo durante unos años, allá por los ochenta, parecía que cosas como el teatro castellano habían desaparecido del mapa. Quizás no tuviese que ver nada com el idioma ni con la cultureta, en aquellos años también perdimos grandes iniciativas catalanas que habían surgido en pleno franquismo, la Nova Cançó, el ciclo Cavall Fort de los domingos, en el Romea. El Romea había de  ser el templo del teatro catalán, al mismo Salvat le oí decir eso en la universidad, pero luego construyeron la gran y horrible pirámide del Nacional y el Romea no se sabía muy bien para qué servía. Sin embargo, sin ser templo de nada, lleva un tiempo resucitado, ofreciendo una programación irregular pero muy interesante y variada, en catalán y en castellano.

Y a pesar de todo eso, ¿cuánto tiempo llevamos sin ver obras de Buero, en Barcelona? Creo que hace algunos años en el desaparecido y añorado Guasch se montó En la ardiente oscuridad. Este año se cumplen cien del nacimiento de Buero pero no he visto nada programado de momento por aquí, quizás me ha pasado por alto, no diré que no. Parece que en el resto de España tampoco ese centenario tendrá la brillantez que debería tener, hay quejas sobre falta de presupuesto, sobre falta de intención politica, no hay dinero, como si todo fuese cosa de dinero cuando en épocas pasadas con poco dinero se hacían muchas cosas. Buero sobrevivió a la cárcel, triunfó en pleno franquismo y a pesar del franquismo, casi por error. Hizo lo que pudo y lo hizo muy bien, tuvo sus enemigos, en esas élites de mandarines ambiciosos que desprecian cuanto ignoran, aquí y allí. Fue comunista, votó contra la OTAN, era un hombre lúcido, elegante, con una gran personalidad y que inspiraba respeto a todo el mundo.

Ya era Buero muy mayor cuando por televisión emitieron una entrevista interesante y profunda, en el segundo canal, horario casi alternativo y de forma vergonzante en la cual el autor opinaba sobre muchas cosas, también sobre la censura y sus limitaciones. Recuerdo que manifestó que no quería defender la censura sino a los escritores que pugnaban por crear cosas interesantes en aquellos años rancios y casposos y con aquella espada de Damocles sobre todo lo que se estrenaba y publicaba.

¿Y su público, dónde está? Crecimos con Buero, durante años fue un autor muy presente en aquellas emisiones de radioteatro habituales, lo mismo sucedió con la televisión. En Barcelona vimos obras suyas casi cada temporada durante años, en el Talia, en el Moratín. En otro país sería alguien sacralizado, ya hubiesen filmado una película biográfica sobre él, no tiene nada que envidiar a muchos autores extranjeros venerados y cuyas obras se repiten a menudo en los escenarios, promocionadas a bombo y platillo. En una entrevista con su viuda, una gran dama que también fue actriz y que ironiza sobre muchos aspectos del teatro actual con una inmensa inteligencia, ésta dice, como de pasada, ahora lo estudian en las escuelas, sí, pero...

Ah, las lecturas obligatorias y parciales, que obligan a hacer el trabajo y el comentario correspondiente, ya los autores clásicos cuentan con publicaciones en las cuales medio libro corresponde a la guia didáctica que se debe seguir de forma ortodoxa, para aprobar. Las antologías, en general, han desaparecido del contexto, yo las había criticado pero ahora me doy cuenta de que te ofrecían un panorama general mucho más interesante que esas obras puntuales que se leen en momentos en los cuales no se tiene demasiada madurez para gozarlas a fondo. El rincón del vago, un invento extraordinario, ofrece hoy un amplio panorama de posibilidades para los que saben copiar de forma brillante, sin copiar del todo y sin que se note. Aunque es muy difícil comprobarlo todo, claro.

Cuando iba al instituto, en la modalidad de clases nocturnas, chicas separadas de chicos, incluso por edificios, eran otros tiempos, tuve una muy buena profesora de literatura algo pintoresca, la llamábamos La Gioconda en bruto, con esa crueldad inconsciente que de adolescente se tiene con los adultos que no son peligrosos. Sin embargo el mote no era gratuito, realmente su postura inamovible recordaba a la dama del famoso cuadro, no se inmutaba ni se levantaba de la silla para nada, emitía una voz algo monótona pero hoy, cuando la recuerdo, debo reconocer que que sabía un montón. A ella le escuché mencionar más de una vez a Buero, autor que yo conocía muy poco entonces, contándonos que era de largo el mejor autor del momento aunque no se le reconocía por causas políticas.

Sin embargo sí se le reconoció, a pesar de la política. Ganó premios, al principio casi por error, ya que se ignoraba su pasado de preso franquista, después porque incluso en los tiempos sombríos hay gente que se avergüenza de lo que ocurre y desea que al menos exista algo de lo cual sentirse orgullosos, en el campo cultural. No fueron aquellos años cuarenta, cincuenta o sesenta un desierto cultural absoluto, hay que reconocerlo, aunque cueste. Surgieron autores interesantes, también en catalán, cuando se pudo. Pedrolo fue uno de nuestros intelectuales posibilistas, hoy algo rehabilitado al fin, creía que hacía falta crear un público habitual y no estar siempre volando por las nubes elitistas. Tenía dos años menos que Buero. 

Algunas obras de Buero, releídas, puede que no me hayan entusiasmado en el presente como en otras épocas, pero eso me sucede incluso con Tolstoy, con Miller, yo también he cambiado, claro. Y la época es otra. Sin embargo Buero es todo un clásico, puede que en algunas ciudades, en la suya natal, sobre todo, Guadalajara, le idolatren de forma justa. Pero, en general, considerando su peso específico, lo que representó, los temas que tocó en sus obras de teatro, arriesgadas y que ofrecen muchos niveles de lectura, ese centenario, de momento, sabe a poco. A muy poco o a nada en Barcelona. Y eso que vivimos buenos tiempos teatrales o así me lo parece, aunque casi siempre a base de esfuerzos poco recompensados, con obras con pocos personajes y decorados baratos, no se puede arriesgar demasiado si no se cuenta con un trabajo alternativo, por ejemplo, en una serie de televisión dilatada, en la cual no te maten después de tres capítulos. 

Por lo menos este año, en el Nacional, creo que harán un Sagarra, La fortuna de Sílvia. Sagarra ha sido un autor muy maltratado por los supuestos entendidos, adorado por el público humilde, muy representado por los grupos de teatro amateur de toda una época. No tiene nada que ver con Buero, claro, mucho más crítico, pero los conecta el olvido injusto, eso a lo que tenemos tanta tendencia en el estado español y que hace que los del Ebro para acá y los del Ebro para allá nos parezcamos en lo malo, qué triste.

sábado, 1 de octubre de 2016

A DOUBLE LIFE/ DOBLE VIDA

Resultat d'imatges de adouble life

La Filmoteca del Raval programó ayer en su ciclo de clásicos A double life, una interesante película del año 1947, en una copia excelente, cosa que no siempre es así. Es extraño contemplar una historia que se rodó antes de mi nacimiento y que todavía resulta tan moderna por muchos conceptos. Doble vida se estrenó pronto en España en 1948, en 1949 ya se podía ver en programas dobles de cines de reestreno preferente. Contó con un excelente reparto, un director de categoría, Cukor, guión de Garson Kanin y Ruth Gordon banda sonora del gran Miklós Rósza. La banda sonora y el protagonista principal, Ronald Colman, se llevaron un óscar.

Creo que de jovencita debí ver está película en alguna ocasión, tengo como una sombra acerca de esa transformación del protagonista en su personaje de ficción, creo incluso recordar que pasé bastante miedo. El guión nos cuenta como un actor que se identifica en exceso con sus personajes se ve dominado por Otelo, al interpretarlo durante una larga temporada. Otelo ya es una obra que da miedo y que impresiona, ese pobre gran hombre dominado por la pasión de los celos y que cae en eso que en nuestros tiempos hemos dado en llamar violencia de género o machista y que en otras épocas se llamó crimen pasional
Resultat d'imatges de a double life
Aquí, además, el protagonista, una especie de alter ego de míster Hyde en versión actoral, proyecta sus ansias asesinas en otra persona, en una especie de víctima propiciatoria, la camarera que interpreta una joven Shelley Winters, ya en ese papel en el cual la encasillaron a menudo, el de chica fácil, vulgar y con un atractivo algo ordinario. Curiosamente muchos carteles y fotos de propaganda de la película nos muestran a Colman con Winters y no con la protagonista real, Signe Hasso, posiblemente porque Hasso es hoy una actriz casi olvidada.

Signe Hasso era una dama elegante y atractiva, sueca. Se la promocionó como una nueva Garbo, sin embargo su carrera se estancó por esas extrañas razones inexplicables que se dan en el mundo del cine. Perdió a su único hijo en un accidente de automóbil, regresó a Suecia pero luego volvió a América. Fue escritora, compositora, realizadora, trabajó en el teatro y nunca dejó de estar en activo aunque en el cine más bien se la vio poco y en papeles secundarios. Murió en el año 2002, en Los Ángeles. 

Ronald Colman era un actor del tiempo de mis padres, un actor de prestigio, ya tenía cincuenta y tantos años cuando interpretó a ese actor abducido por su personaje. Se adaptó a los nuevos tiempos y trabajó en la radio y en la televisión. Murio a los sesenta y siete años, en 1958. Todavía lo pudimos ver en uno de esos muchos cameos de actores famosos en La vuelta al mundo en ochenta días. Winters, gran actriz, murió a los ochenta y cinco años, después de una larga, diversa y exitosa carrera y de una vida bastante tumultuosa y movidita. Winters ganó dos óscars como actriz de reparto, uno de los cuales por su papel en Un retazo de azul, una interesante película en la cual ya se enfocaba el problema del racismo y las parejas mixtas. 

El tercer personaje, el hombre que provoca los celos de ese Otelo, lo interpretó Edmon O'Brien, en el papel de un periodista. Es un personaje poco trabajado en ese guión y por eso, de entrada, resulta poco creible que provoque los celos del protagonista. En la última parte de la película su papel adquiere un poco más de protagonismo. O'Brien fuen un actor prolífico, con una larga carrera, pero tuvo graves problemas de salud y pérdidas de memoria. Murió de un alzheimer largo, lamentable, violento y doloroso. 

En A double life se puede ver, casi de pasada, a algunos actores que después fueron famosos, como John Derek. La película se ha etiquetado como de cine negro pero en realidad es una película más bien de tema psicológico. Me encontré con una conocida a la salida de la sala de proyección que me comentó, satisfecha, vaya peliculón. No hay mejor definición para esa historia de actores excesivamente entregados a su trabajo, hasta el punto de enloquecer. Aunque no es esa una historia excesivamente original siempre resulta inquietante el tema.