sábado, 17 de noviembre de 2018

MITOS Y NOSTALGIAS DEL PASADO EFÍMERO

Resultat d'imatges de ava gardner tossa

La serie Arde Madrid ha vuelto a recordarnos el paso de Ava Gardner por España, en una época en la cual el cine de barrio transformaba a los actores y actrices en personajes lejanos y reverenciados. También, anteriormente, había pasado por España Eva Perón, que ya no era actriz pero lo había sido. En tiempos de pobreza y miseria esas damas elegantes despertaban grandes devociones. Las revistas del corazón se cambiaban, de segunda mano, o se leían en las peluquerías modestas. Más allá de lo que se publicaba corrían muchos bulos sobre famosos, a través del boca-oreja. Algunos de aquellos bulos resultaron ser ciertos, otros eran producto de la imaginación y de la mitomanía.

La serie es divertida, filmada en un evocador blanco y negro, con unos actores de primera, Inma Cuesta demuestra una vez más que puede hacer de todo y de qué todo lo hace bien. A Debi Mazar la ha pillado el papel algo mayor, pero suple el tema con eficacia interpretativa. Paco León, creador de la serie, director y actor, demuestra una vez más que el cine hispánico cuenta con gente de peso, genios en alza, que siguen por los senderos de los antiguos, como Fernán Gómez, aunque siempre hay quién piensa que como antes, nada.

Es esta una serie relativamente breve, ocho capítulos de media hora cada uno, con un guión que no es redondo del todo e incluso algo irregular. Sin embargo está llena de situaciones divertidas que van mucho más allá de la anécdota chusca. Muestran la España del momento, todavía rancia pero con algunos destellos de modernidad, más allá de las juergas de los ricos y famosos. Por las redes existen muchas biografías de Ava Gardner, si se quiere profundizar en el tema. En el tema de esas fiestas alocadas, la realidad superaba la ficción y detalles que parecen mentira eran ciertos y bien ciertos.

Ava pasó primero, como es sabido, por Tossa de Mar, aunque no se quedó. El que se quedó en Catalunya fue Mario Cabré, un personaje que merece biografía propia, actor mediocre, según dicen, torero regular, dispuesto, cuentan, a casarse incluso con la dama americana, cosa imposible. Para ella él fue un rollito de una noche, para él, una aventura relevante y mágica, o eso dice la mitología cinéfila. 
Resultat d'imatges de mARIO cABRÉ MARIA MATILDE ALMENDROS
Cabré fue presentador de televisión, no era un actor tan malo como dicen, en el teatro hizo cosas memorables, como un Mar i Cel com Maria Matilde Almendros, a quién llamaron la Grace Kelly catalana. La pareja artística hizo también Terra Baixa y, en castellano, un inolvidable Tenorio. Algunas de esas obras se vendían en discos de la época. Cabré era, además, escritor, poeta, ganó algún premio, recitaba de maravilla.

Almendros es otro objeto de mis devociones antiguas. Incluso por la radio, haciendo aquell popular programa que se llamaba De España para los españoles daba al conjunto un peso cualitativo y humano extraordinario. Cabré da risa en Pandora, habla un inglés que ahora nos puede parecer macarrónico pero en aquella época nadie sabía inglés, algo de francés escolar y poca cosa más. Y hace un personaje de torero algo casposo, pero muchos toreros eran así. Incluso los toreros se han modernizado.

Cabré y Almendros, como tantos otros, de haber sido americanos probablemente hubiesen tenido oportunidades más relevantes pero hicieron unas carreras poliédricas, en el teatro en catalán y castellano, en la radio, en la televisión pionera. Los años franquistas fueron oscuros pero tenían sus recursos ocultos, para ricos y pobres. Nos divertíamos, cuando eres joven todo es posible aunque las chicas lo teníamos peor. Y los ricos podían pecar al por mayor, si sabían lugares y tenían contactos. Arde Madrid incluso tiene un final moderno y feminista, la chica fea y coja rechaza matrimonio y demuestra que ha evolucionado y que ha conquistado lucidez y libertad. 

Ava Gardner ni era el animal más bello del mundo, aunque fuese muy guapa, ni tampoco era mala actriz, tiene algunos papeles memorables. Vivió como quiso y pudo y murió de forma discreta aunque no solitaria, tenía amigos que la apreciaban, entre los cuales su ex, Frank Sinatra. Aquel mundo del cine nos hipnotizaba, incluso pasar el Paralelo des de Poble-sec, e ir hasta la puerta de los Estudios Iquino para intentar ver algún actor de segunda o tercera categoría era una aventura. Ser un objeto de deseo sexual debe ser divertido pero pesadito, la verdad. Y todavía más en aquellos tiempos, cuando eso del acoso y el machismo condenable parecían virtudes masculinas imprescindibles. 

Ava Gardner, con su vida al límite, su alcohol, sus amores y sus juergas, murió a los sesenta y siete años. Pero María Matilde Almendros, dama seria, responsable y siempre alejada de cualquier escándalo del sector, no murió mucho más mayor, a los setenta y dos. Mario Cabré, también con poco más de setenta, no se casó, en sus últimos años tuvo problemas de salud y estuvo retirado en el balneario de Benicássim. Todo el mundo sabe quién fue Ava Gardner pero poca gente joven sabe mucho sobre Almendros o Mario Cabré, somos muy desagradecidos, la verdad. De desagraïts, l'infern n'és ple, decía mis mayores.


lunes, 5 de noviembre de 2018

IMPOSTURAS Y FALSEDADES HUMANAS

María Lejárraga.JPG

Sergio Vila-Sanjuán evocava, hace pocos días, en La Vanguardia, a María Lejárraga, a causa de los paralelismos de su historia con la que se relata en la película La buena esposa. Más allá de los indudables paralelismos son dos historias muy diferentes, incluso por lo que se refiere a la época. Lejárraga fue una mujer extraordinaria, en las últimas décadas se la ha reivindicado bastante, como a otras de su época, esos años extraordinarios de antes de la Guerra Civil. Fue también una víctima del exilio causado por la guerra civil, murió en Buenos Aires, pero supo reinventarse y trabajó mucho. Otro tema es que no sea tan leída, hoy, como debería. Cuando yo era pequeña emitían mucho teatro por la radio y recuerdo que ya escuché comentar a mi madre, entonces, que las obras de Martínez Sierra las escribía su mujer. Por cierto, conoció, apreció y adaptó a Santiago Rusiñol, me gusta insistir en las relaciones intelectuales o del tipo que sean entre la cultura castellana y la catalana porque se han olvidado o se ocultan de forma interesada.

Hay personas a quienes no les ha gustado la película, a pesar de la gran interpretació de Close, hoy nos cuesta de entender que una mujer se situe en  ese lugar secundario y se avenga a ser explotada intelectualmente. Más raro debería parecer que un hombre inteligente no tenga la suficiente dignidad como para no reconocer esas  cosas. Y todavía es peor que una mujer, hoy, aguante malos tratos. En el campo intelectual, pero también en el científico, hay muchas historias de este tipo, y no tan solo entre hombres y mujeres, también entre profesores y alumnos, investigadores y estudiantes que dependen de ellos... 

He escuchado quejas en este sentido de gente joven, sin embargo cuesta denunciar ese tipo de cosas, nadie quiere quedarse  sin trabajo ni cerrarse puertas, vease como están dejando a la pobre Andrea Ros por haber dicho que el genio teatral era un grosero. Las denuncias, para prosperar, requieren cierta simetría entre denunciante y denunciado. Hace algún tiempo me enteré de qué una persona relativamente joven, una mujer que trabaja en el campo de la ciencia, redactaba informes y textos que  firmaban sesudos señores de prestigio. Eso sí, le pagaban muy bien, y la coartada personal, como siempre, es aquello de que si no lo hago yo lo hará otro.

Una película de 1993 (los sucesos de La buena esposa se situan en 1992), Azul, de Kieslowski, que  formaba parte de una trilogía, narraba como una mujer, Binoche, muy joven, pierde a su marido en un accidente. Era músico, compositor, íbamos sabiendo que era ella quién escribía una gran parte de sus creaciones. No recuerdo que en aquel momento se comentase en exceso esa parte del argumento. Hace pocos años se descubrió que los méritos de unos trabajos científicos que llevaron a señores importantes a conseguir un Nobel eran fruto, sobretodo, del trabajo de una dama. 

La buena esposa se ha basado en una novela de una buena escritora, poco conocida todavía entre nosotros, Meg Wolitzer. La editorial ha aprovechado lo del cine para reeditarla, tan sólo este libro y otro de la autora estaban traducidos al castellano. El libro profundiza, como es lógico, en la psicología del personaje y hace un poco de trampa, la autoría femenina, que en la peli se ve venir, en el libro es un misterio que se resuelve al final. Un tema interesante del libro es el sarcasmo divertido con qué se retrata el mundo intelectual, en ese caso americano, pero con muchos paralelismos con lo que pasa por aquí. Escuché comentar a una gran actriz, hace años, que unos de los que más decepcionan son los escritores, a menudo tiene poco que ver lo que escriben con cómo son. Pero eso quizás pasa en todas las profesiones, los maestros podemos tener hijos complicados y muchos médicos llevan vidas bastante poco sanas. Es aquello de consejos vendo, pero para mi no tengo.

Evocación al margen

Justo hace  un mes escribí la entrada anterior al blog, recordando a Curro Jiménez. Todavía entonces Alvaro de Luna era de los últimos supervivientes del conjunto pero nos ha dejado hace poco. En una entrevista que he leído el actor ironizaba con qué nunca era el que enamoraba a la chica pero eso es relativo, en uno de los capitulos de Curro Jiménez enamoraba a una bruja encantadora, Verónica Forqué, aunque la cosa no acababa bien, a menudo los amores, en ese tipo de series, no eran definitivos, lo exigia el guión. Descanse en paz, el inmortal Algarrobo, un gran actor, por cierto.