viernes, 29 de noviembre de 2013

RUBALCABA ABUCHEADO. Y NO SERÁ EL ÚLTIMO.

Rubalcaba suspende una conferencia por los abucheos


No me gustan los abucheos que impiden charlas o conferencias, sea quién sea la víctima, inocente o no, de tales actos, bastante habituales. Tampoco quiero que se les ocurra mandar polis a reprimir a los manifestantes, claro, faltaría más. Pero me gustaría vivir en un país donde las protestas fuesen siempre silenciosas, pacíficas y las huelgas despiqueteadas. Que aquellos que quieren escuchar a los conferenciantes pudieran tener la libertad de hacerlo, también. Me gustaría que los protestones también escuchasen al abucheado, con sus pancartas en alto incluso y que al finalizar hiciesen al conferenciante preguntas agudas e inteligentes que lo dejasen en evidencia, en ridículo, apabullado ante la dialéctica punzante y bien razonada. Sin embargo esos comportamientos hacen gracia e incluso hay personas que lo consideran una actitud sana y juvenil, necesaria. Cuando sucede en una universidad aún me inquieta más. No es la primera vez ni será la última, incluso diría que los políticos ya cuentan con esa posibilidad de encontrarse con un griterío silenciador. No sé cómo se puede pensar que no dejar hablar a alguien, aunque sea alguien que nos merezca desprecio o contrario a nuestro modo de pensar, es una actitud democrática. No diré tolerante porqué eso de la tolerancia es también una especie de trampa y hay cosas intolerables. Al contrario de lo que pueda parecer, esos actos hacen crecer a la víctima, a esa persona que no ha podido discursear a su gusto y que suele irse con una actitud de orgullo ofendido muy comprensible. 

Alguien que lea esto puede pensar que me hago viejita y me vuelvo conservadora pero es algo que he creído desde joven, asistí a abucheos absolutamente injustos contra buena gente, hace años, en aquella movida transición de nuestra juventud. Negar la palabra a alguien que, además, no nos va a convencer con su discurso, me parece inquietante porque luego todo el mundo pide eso del diálogo que me parece que es, en realidad, una abstracción semántica.

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