martes, 28 de enero de 2020

HERENCIAS FAMILIARES


Emilio Gutiérrez Caba, (Valladolid, 1942), ha publicado un libro excelente y entrañable, dedicado a las mujeres de su familia. Los que ya tenemos algunos años y somos, más o menos, de la generación del actor, evocaremos teatros, obras, situaciones y hechos que, de forma inevitable, se van borrando con el paso del tiempo. Muchas de esas cosas forman parte de nuestro imaginario sentimental, de nuestra propia vida. El libro va más allá del tema familiar, es un repaso por la historia del teatro en España, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Del teatro, del cine, de la televisión... 

A la generación de mis padres también les habría gustado el libro y habrían recordado a mucha gente del pasado, olvidada hoy. Las mujeres de la familia del actor tienen un espléndido inicio con esa tía Leocadia, impresionante y valiente personaje, que no se casó ni tuvo hijos. Ni tampoco consiguió que llevase su nombre alguna descendiente, lástima. Sobrinas suyas fueron Julia e Irene Caba Alba, está última madre del autor. Irene estuvo condicionada por sus responsabilidades familiares y no pudo brillar como merecía, aunque trabajó mucho. Hoy existe una actriz joven y en activo, Irene Escolar, nieta de Irene.

Julia Caba Alba va ligada al imaginario de mi infancia, nos reímos mucho con ella, salia en un montón de películas de la época, de esas que más adelante consideré españoladas, con pocas excepciones, y que hoy me merecen un gran respeto, sobre todo a causa de los excelentes actores y actrices que dignifican guiones mediocres. Irene y Julia Gutiérrez Caba ya pertenecen a la modernidad televisiva, aunque trabajaron mucho en el teatro y también, sobre todo Julia, en el cine. Irene murió de forma prematura, Julia todavía está en activo. Son actrices que en otro contexto y con más oportunidades serían del nivel de Mirren, de Katherine Hepburn, de Meryl Streep, lo mismo que su hermano pequeño, que las evoca y reivindica con ternura y objetividad.

Emilio Gutiérrez Caba fue uno de esos jóvenes actores de los cuales nos enamoramos en la adolescencia, lo vimos en el cine, en la televisión, en el teatro. Es hoy un gran actor que merecería, también, más reconocimiento. La familia, en cierta manera, condicionó la vocación familiar de sus componentes. En algún momento, dice el autor  del libro, tuvo ganas de escaparse y no ir al teatro a trabajar. Eso pasa en todas las profesiones, en general. La vida nos condiciona, nos limita, nos encarrila. Y, como se refleja en el libro, siempre quedan cosas por saber, por preguntar, afectos que no hemos manifestado como desearíamos.

Algunas reflexiones me evocaron al gran Fernán Gómez y su tiempo amarillo. Emilio Gutiérrez Caba, que yo sepa, solo ha publicado otro libro, el interesante Vinos de cine. Espero que con todo lo que sabe sobre la profesión se decida a escribir y publicar más, ahora que se encuentra en ese tiempo de madurez irreversible, de experiencia inteligente acumulada. El libro hace un homenaje a las mujeres de su familia y está dedicado a las actrices, los hombres, en algunos casos, parecen hacer, como decimos en catalán, més nosa que servei. Actualmente tengo preferencia por ese tipo de libros que por las novelas, puede ser porque he leído algunas de bastante mediocres en los últimos tiempos, muy bien promocionadas, eso sí. Una delicia de libro, obsequio de los Reyes Magos.


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