lunes, 8 de diciembre de 2014

ACTORES, ACTRICES. RATONERAS Y RELATIVISMO


Poca gente se creyó en su época que el señor Colsada volviese a construir un teatro sobre las ruinas del viejo Apolo pero así fue y es hoy de los pocos amb cara i ulls que existen en Barcelona y, en concreto, en el Paral·lel. Ofrece espectáculos diversos y bastante teatro comercial, muy necesario en la actualidad, más allá de los musicales de moda. Tenía ganas de ir a  ver La Ratonera, aunque la he visto otras veces y la he leído en más de una ocasión, así que ya sé de sobras quién es el culpable. Llevamos mucho tiempo, en Barcelona, con un exceso de obras interpretadas por uno, dos o tres personajes, con poco decorado y de presupuesto modesto, la verdad, así que también apetece ver teatro del de siempre.

La Ratonera tiene su leyenda, parece que Agatha Christie no quiso que se pudiese llevar al cine y, como se ha contado tantas veces, lleva más de sesenta años en cartel, allá por el mítico Londres. Como no me esperaba nada del otro mundo salí contenta. Actores correctos, decorado convencional, una historia típica de la autora y un teatro bastante lleno. El día en qué fuí hacia un frío que pelaba y creo que eso favorece tropezarse en el interior del teatro con ese hotelito aislado y misterioso. La mayoría de actores nos son conocidos a través de las series de TV3, la televisión quema mucho, igual que pasó hace años con la radio. El recientemente fallecido Josep Maria Bachs comentó en alguna entrevista que si sacas una zanahoria con patas por la tele también se hará famosa.

En las series de televisión sale mucha gente. Algunos hacen carrera larga y otros desaparecen con el tiempo. El teatro es caro pero hay ofertas diversas y también hay conocidos metidos en el tema que te las regalan de vez en cuando, cosa que debería cuestionarse, creo que sería mejor un precio más reducido y menos conocidos invitadores, la verdad. Delante mío, en taquilla, dos parejas recogieron unas entradas de esas de conocidos a nombre de una de las actrices de la obra que debía ser amiga o pariente, los tenía sentados cerca y escuché como comentaban el paso de la dama, cuando era una adolescente, por una serie de aquellas de TV3 que llegó a ser muy popular. A veces te enteras de muchas cosas por pura casualidad.

Los actores de series catalanas saben actuar también en castellano, claro, y lo hacen muy bien y hay un montón por todas partes. A nadie le amarga un dulce y con pocas excepciones lo que se quiere es trabajar. Hoy las cosas han cambiado pero hace años se criticaba que algunos cantantes o escritores se pasasen al castellano aunque fuese de forma temporal mientras que en otras profesiones no se tenía en cuenta el tema para nada. Incluso algunos de los que más criticaban se pasaron también al enemigo así que vieron la posibilidad de ganar dinerito.

Ovidi Montllor cantava una canción sobre unos extraterrestres que venían a la Tierra a buscar mà d'obra y acababa por recitar: home, si paguen millor. Las series hispánicas están pobladas de catalanes, aquí no siempre hay trabajo para todos. En Madrid se sigue haciendo más teatro que aquí y, por desgracia, muchas obras excelentes ya no hacen tantos bolos como antes ni temporadas en Barcelona, alguien me ha dicho que es por falta de salas convencionales. Puede ser, no lo sé. Durante algunos años se puso muchas trabas al teatro en castellano en Catalunya y puede que se perdiese la costumbre. Pero es cierto que hay pocas salas buenas aunque exista mucho teatro alternativo en ebullición.

La profesión de actor, de actriz, ha de ser complicada. Como escuché en una ocasión comentar a Fernando Fernán Gómez, que admitía haber hecho mucho cine alimenticio malísimo, se tiene vocación de actor, pero de actor famoso, y eso genera mucha frustración. Me temo que eso no ocurre sólo con los actores sinó en casi todos los sectores profesionales en los cuales se puede llegar a tener un reconocimiento masivo, cantantes, escritores, futbolistas, cocineros, peluqueros, políticos, incluso médicos. Hay quién llega a ser famoso, reconocido, mediático, un mito, y quién no pasa de ser un muy buen profesional, un actor secundario interesante y poca cosa más. La suerte cuenta mucho en todo eso, la casualidad, la promoción, el momento, la oportunidad, incluso los enchufes, claro. No todo se debe al mérito propio aunque los que triunfan se lo crean. 

Una vez que se hablaba por la tele de la profesión de maestro recuerdo que el doctor Siguán replicó al periodista Puyal sobre las bondades de  la profesión educativa explicando que un médico, un deportista, un escritor, un peluquero o un cocinero pueden llegar a ser los mejores y ganar fama y dinero pero que nadie sabrá nunca si una es la mejor maestra del mundo, por ejemplo. Claro que una cosa es la calidad personal y la otra el reconocimiento.

Las series de la tele han sido una cantera promocional importante. Sobre todo esas series río que no se acaban nunca. Parece, por lo que cuentan, que el trabajo en esas cosas de la tele está bastante bien pagado, considerando el momento y la oferta que hay. Salir en una serie y que te maten pronto es toda una desgracia y ha provocado bastantes disgustos. El teatro y el cine me gustan, así, en general, eso de que te sientes en una butaca y te representen una historia, estés acompañado de mucha gente y no te moleste nadie es un gran invento. El teatro televisado o radiado también me gustaba pero se ha dejado casi de hacer, eso en nuestro país, ya que en otros sitios más cultos lo han mantenido. Como se hace pocas veces cuando se hace, de vez en cuando, se realiza mal o de forma mediocre, falta oficio. Ese teatro educaba nuestra sensibilidad y gracias a la radio y a la tele conocí autores y textos en tiempos grises. 

Incluso las compañías de aficionados han disminuído y una mayoría de ellas prefiere montar tonterías antes que obras de esas de toda la vida. La escenografía también ha experimentado muchas pruebas raras. Aunque dicen que está bien no pienso ir a ver esa Terra Baixa con un actor, por muy bueno que sea, haciendo tots els papers de l'auca. Suerte que los grandes autores de otras épocas están muertos y no ven todo lo que se puede hacer con sus cosas, incluso las òperas han sufrido barbaridades diversas. Una cosa es la innovación seria y otra querer provocar en una época en la cual la provocación ya no puede existir, nadie puede ya épater le bourgeois, la burguesía ya no tiene encanto, ni discreto ni de ninguna clase y no sé ni si tan sólo existe.

De jovencita quién más quién menos desearía ser actriz de teatro, de cine. Después te das cuenta de qué todo es relativo y tiene sus condicionantes y servitudes, te ves obligado a hacer muchas tonterías para sobrevivir y repetir una obra cada día durante semanas y meses debe ser una pesadez. Claro que ese mundillo tiene su qué, su bohemia, su glamour. Conozco gente que se podría etiquetar de cazador de famosos, amigas que van por la calle identificando a ese o esa que sale en La Riera o en Amar es para siempre. Al afectado al principio le hace gracia que lo conozcan y después se suele hartar, entre otras cosas porque hay personas muy impertinentes que les dicen de todo o les hacen gracietes absurdas confundiendo persona o personaje. Claro que puede que el afectado, más adelante sienta cierta nostalgia de los primeros tiempos en los cuales lo identificaban por la calle. 

Una anécdota que no sé si es real o apócrifa cuenta que una vez coincidió un actor entonces famoso, Fernando Lamas, com Einstein, sin reconocerlo, pues Lamas tenía fama de poco leído. Einstein le comentó que debía resultar extraordinario ser como él, guapo, famoso, siempre rodeado de bellezas diversas al ataque.
-Todo es relativo -parece que dijo el actor.
-No lo sabe usted bien -concluyó el sabio.

Aunque hoy posiblemente a causa de la escolarización obligatoria haya más gente que tenga cierta idea de quién fue Einstein que no de quién fue Lamas padre, todo sigue siendo relativo. Los actores se fijan en nuestro imaginario colectivo y también pertenecen a la mitología generacional de cada cual. A un periodista televisivo se le puso cara de póquer cuando un señor mayor del público al cual preguntaban sobre su actriz preferida mencionó a Mirna Loy. Creo que el periodista era también Puyal, quién señoreó toda una época de nuestra tele y luego pasó a la retaguardia deportiva. Nunca sabes del todo si esas desapariciones de los escenarios son por propia convicción o por circunstancias relacionadas con los poderes que en realidad lo mueven todo desde detrás del teatrillo dónde actuan los títeres. Si la cosa es difícil para todos para las damas lo es todavía más pues determinados escaparates sólo quieren carne fresca femenina. Por suerte a veces hace falta una abuela con carácter en alguna obra de teatro o película y se les ofrece una nueva oportunidad, pero de esas hay pocas. 


2 comentarios:

Montse dijo...

Júlia, ja saps que gairebé sempre et dono la raó, encara que darrerament comenti poc, però t'ho dic de veritat, amb el cor a la mà:

Lluís Homar interpretant Terra baixa i fent "tots els papers de l'auca" és una de les millors obres que he vist en anys!

Pot ser un experiment, una bogeria, però el seu treball val la pena!

Una abraçada!

Júlia dijo...

Hola, Montse, no dubto de que té molt de mèrit i molta gent me n'ha remarcat la qualitat, el Manel Haro de Llegir en cas d'incendi també la deixa molt bé i faig cas del seu criteri però no em crida gens l'atenció, la veritat, ho trobo això que dius, un experiment, però jo sóc molt conservadora en aquestes coses i, a més a més, ja estic una mica tipa d'obres amb un, dos o a tot estirar tres personatges, per bons que sigui.

Tampoc no sóc de les grans incondicionals de L'Homar, tot s'ha de dir. Tot i que del seu Manelic en tinc un gran record, en la versió 'convencional' de fa alguns anys.

Una abraçada súperiaia súpersexi.