lunes, 22 de agosto de 2016

EL POETA HINOJOSA Y LA IMPOSIBLE IMPARCIALIDAD DE LA MEMORIA HISTÓRICA


En la foto: José María Hinojosa, Juan Centeno, García Lorca, Emilio Prados y Luis Eaton


Huyendo del destino


En medio de este hueco redondo y transparente
que me persigue siempre a través de la tierra
retumban los hachazos que separan las ramas
brotadas en el tronco de mármol patinado
por el humo de pólvora y la luz de la luna
filtrada entre los dedos de tus manos de nieve.

Tus brazos recogían en sus siete colores
la lluvia de mi frente y la espuma del agua
perdiéndose en las aguas tu cabellera rubia
mientras que tu cabeza flotaba entre las olas
verde entre verdes algas con los labios abiertos
por la caricia última de mis labios de fuego.


CAÑADA

A Federico G. Lorca

Ladera
cubierta de hierba.

Arroyo
sin fondo.

Un lentisco
extiende sus ramas
en círculo.

El mirlo
se deja caer
con un vuelo rítmico
y clava su flecha negra
en un plano
verde, liso.

Retamas
de filamentos grises
erguidos.

Piedras
con moho amarillo.

Una cabra
y sus dos cabritillos
transponen el viso.

El silencio gira
buscando un ruido.


Hoy hace ochenta años que fusilaron al poeta Hinojosa, junto con su padre, su hermano y otras personas, en Málaga, al poco tiempo del inicio de esa horrible guerra civil de la cual todavía arrastramos mitología, consecuencias, olvidos y heridas. Tenia treinta y dos años.

Estos días se ha hablado mucho de Lorca. Hace años había quién todavía se atrevía a comentar que en el recuerdo literario de Lorca pesaba mucho su muerte, todavía poco aclarada, violenta e injusta. Pero reivindicar poetas de derechas con una muerte tan violenta como la de Lorca parece hoy incluso políticamente incorrecto. Hay quién te justifica el olvido con el comentario de que a esos fachas ya los reivindicó Franco, cosa que no siempre es cierta, en todo caso, más bien fueron utilizados que no reivindicados. Y muchos de ellos podían ser muchas cosas menos fachas. 

Hasta hace poco tiempo yo misma casi no sabía nada de Hinojosa. Tampoco sabía que como revancha a la muerte de Lorca mataron al pobre e inofensivo Muñoz Seca. Hinojosa era un gran poeta, en muchos aspectos estilísticos se adelantó a Lorca, fueron amigos y seguramente, de sobrevivir a la sinrazón y el desastre colectivo, habrían continuado siéndolo y puede que hubiesen protagonizado debates y actos poéticos. En 2004 su ciudad natal, Málaga, le dedicó diversos actos y publicaciones con motivo del centenario de su nacimiento.

Dicen que era un señorito, bueno, Lorca también lo era. La división de clases en los años treinta era brutal, no lo negaremos. Eso no justifica nada. Tampoco todos los pobres y explotados fueron por ahí fusilando y matando si no era que no les quedaba otra que matar o morir, la bondat y la maldad tienen poco que ver incluso con la posición social. Y es que a menudo se justifican barbaridades en nombre de la ideología de izquierdas, del resentimiento de los desfavorecidos, de lo injustos que eran los ricos y todo eso.

La memoria histórica que se reivindica acaba por ser tan parcial como la anterior, inquieta comprobar que los nuestros también fueron malos en muchas ocasiones, vale más no hablar de ello. Cuánto talento perdido, cuántos jóvenes sacrificados, cuántos inocentes recibiendo palos por todos lados. 

Estoy pasando este agosto cerca de los escenarios de la batalla del Ebro, dónde murieron tantos adolescentes, enviados al matadero sin sentido, sin preparación, sin equipamiento adecuado, a una guerra que ya estaba perdida, sólo por si se podía alargar la tragedia y hacerla coincidir con la que se avecinaba en Europa. Hoy estos escenarios son ya un parque temático como tantos otros, Waterloo, el Marne, historia recreativa para curiosos y nostálgicos de heroicidades improbables.

Hace algún tiempo una persona casi se me enfadó porque puntualicé sus afirmaciones sobre Machado y su relación con Catalunya. Consideraba que Machado entendía el tema y comprendía las reivindicaciones nacionalistas pero Machado tiene textos demoledores sobre eso que se llamó y parece que aún se llama el problema catalán, lo mismo que Alberti, que fue recibido en Barcelona como si fuese un diós, con su guapa e inteligente esposa y a quién los progres de antaño iban a visitar a su cómodo exilio para que les recitase cosas muy malas sobre la coca-cola y los perversos americanos.

Todo es tan relativo y se cuenta de forma tan parcial e interesada que acabas por no creerte nada, pero todas aquellas muertes fueron reales, estúpidas, inútiles, injustas. Después, además, por intereses internacionales nos tragamos tantos años de dictadura y sobre lo que se escribe o narra en novelas de época y la realidad me vienen a la memoria a menudo los versos de otro poeta, aquello de me sé todos los cuentos. 

Poco se hablará o escribirá hoy sobre Hinojosa. Todo el mundo, más o menos, tiene cierta idea sobre quién fueron Lorca, Machado. Algo menos se sabe sobre Miguel Hernández. Poco o nada sobre Hinojosa y otros. No toca, como decía nuestro inefable señor Pujol de quién, en estos días, incluso añoramos algunas virtudes, entre las cuales cierto sentido de estado irrefutable, lo mismo que lo tuvo y lo tiene don Felipe González, aunque hoy es ya un señor enriquecido y gordo que mira los toros desde la barrera, y que me perdonen los antitaurinos por la referencia, que en eso también hemos llegado a la total estupidez. En algún pueblo de por aquí, en las fiestas, si no se hacen bous se suelta un cordero, un cerdito, y se le persigue, pero esas prácticas están ya en extinción. 

Quizás haya mejorado nuestra sensibilidad en relación a los animales pero cabe recordar que eso no quiere decir nada, muchos nazis tenían debilidad por sus perros y alguno de ellos incluso paseaba intentado no pisar a las hormigas. Hinojosa tuvo que elegir entre el rojo  y el azul, el blanco y el negro, no hay nada peor que tener que abandonar los matices a la fuerza, puede que pensemos que eligió mal pero lo pagó muy caro y, en todo caso, es fácil opinar de lo que sea cuando no corremos ningún riesgo demasiado serio. 

Me horroriza escuchar hoy, en boca de gente joven pero también de séniors, reivindicaciones retóricas sobre guillotinas y paredones o que a un esplai juvenil o a una escuela le pongan el nombre de un señor que fue de todo menos pacifista y en cuya vida hay un montón de sombras inquietantes. La paz es frágil y hay que tratarla con mucho tiento. Siempre nos quedará la poesía, aunque es un consuelo relativo, claro.


miércoles, 3 de agosto de 2016

ALGUNOS APUNTES SOBRE MEMORIA SENTIMENTAL Y CANCIÓN POPULAR





Hoy nuestro mundo ha cambiado mucho, uno de los aspectos más evidentes, en el mundo occidental, es el cambio de rol y de situación social de las mujeres. Hoy, además, un misterio presente a lo largo de los embarazos, el del sexo del bebé, se desvela pronto gracias a tanto adelanto tecnológico. Los discos solicitados de mi infancia incidían en la vida cotidiana, y es que es habitual identificarnos con situaciones que refleja la música popular. 

Hace poco supe que un temazo que gustaba a mucha gente, Es mi niña bonita, cantado en diferentes estilos y por diferentes intérpretes, no pertenecía a una copla andaluza, como yo creía, sinó que era obra de un peruano, Lucho Barrios. Mi padre se identificaba con su contenido pués parece que quería un niño cuando nací yo, pero le pasó como al de la canción y cuando nació mi hermano ya le daba igual que fuese otra chica.  En las fotos de mi bautizo se puede percibir su decepción pero se enfadaba si se lo hacía notar, aunque fuese de forma irónica.


Yo creo que a todos los hombres 
les debe pasar lo mismo 
que cuando van a ser padres 
quisieran tener un niño 
luego les nace una niña 
sufren una decepción 
y después la quieres tanto 
que hasta cambias de opinión. 

Hay una música popular que bebe de cerca en los sentimientos cotidianos. Los Ecos del Rocío son un grupo que toca en sus letras un montón de temas cercanos, desde el amor a una abuela al lesbianismo de vecindad. Hay canciones que no habría escuchado nunca en mi tierra si no sintonizase de vez en cuando Radiolé, por ejemplo, o Radio Tele Taxi. Hay muchas Catalunyes, parecen ignorarse entre sí, pero todo es apariencia y eso es lo que parece que no acaban de ver los políticos, en general, que pasean poco por el país, sus barrios y sus fiestas populares o lo hacen rumbeando una peligrosa miopía. Mis padres eran catalanes de generaciones pero les gustaba la copla andaluza y en ocasiones iban a ver a gente como Manolo Escobar, a los teatros del Paralelo o Paral·lel, como escribimos ahora. 

Manolo Escobar tiene una canción excelente sobre un abuelo triste porque ha quedado viudo, su nieto se pregunta el porqué de su tristeza, no sé si la letra es del cantante, pero me encanta, no puedo escucharla sin que no me den ganas de llorar:

Madre, quiero que me digas
por qué está triste el abuelo. 
Que ya no juega conmigo
ni me lleva de paseo. 

En catalán no se ha explotado demasiado durante las últimas décadas esa referencia a la vida cotidiana sencilla, aunque existen ejemplos. Uno de paradigmático es La mare, un tema que creo que es de antes de la guerra civil, recuperado con gran éxito por Dyango. És habitual atribuir la autoría de las canciones a los cantantes que las han popularizado con éxito y no resulta fàcil encontrar el nombre de los compositores original o de los autores de las letras. 

La mare narra la historia de un hijo descarriado al cual su madre avisa de que va por mal camino hasta que cae en desgracia y ella lo acoge. Una persona de la familia tuvo problemas con un hijo suyo, ya adulto, y recuerdo que le comentaba a mi madre llorando como se había emocionado al volver a escuchar esa canción. 

Durante la adolescencia y la primera juventud nos gustan las historias sobre amores primerizos, un clásico, amores que a menudo acaban con olvidos y traiciones. Te haces mayor y ya te gusta que canten al amor a las abuelas, como es lógico. Un tema moderno era el que entonaba María Carrasco, una muy buena cantante jovencísima que empezó siendo una niña, sobre eso de las noches de juerga modernas nocturnas, que tanto hacen sufrir a los progenitores, sobre todo a las mamás insomnes. Carrasco tiene también un tema muy famoso dedicado a un abuelo.

No tiene novio ni na
No tiene novio ni na
Esta niña viene tarde
No tiene novio ni na
¿Por qué saldran los chavales
Rompiendo la madrugá?
Madre tienes que acostarte
yo quizás llegue tarde
no me esperes levantá,
dile bajito a mi pare
que ya soy mayor de edad.

Con lo bonito que era
salir con la luz del día
y recogerse temprano
vuelves a la amanecía
y sin novio de la mano (...)


Cada uno de nosotros, en general, va forjando su memoria sentimental con poemas y canciones, hay una para cada momento vital, en más de una ocasión me vienen a la memoria palabras de los viejos tangos que cantaban en casa, sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando... Con el tiempo me he dado cuenta de qué muchos refranes y frases hechas que escuchaba a menudo cuando era pequeña procedían de zarzuelas o de obritas de teatro popular. Parecen los de Calatorao, por ejemplo.  O aquello de qué las ciencias adelantan que es una barbaridad.

Como las costumbres cambian y en gran parte, para mejorar, hoy nos suenan horribles ciertas letras machistas que justificaban y mitificaban la violencia de género, incluso Joan Baez cantaba aquello del preso número nueve que muere sin arrepentimiento y asegura que si los encuentra en el otro mundo los vuelve a matar.  Los viejos dramas sobre niños huérfanos nos parecen hoy, afortunadamente, folletinescos. Antes también había muchos poemas y canciones dedicados a viejecitos abandonados, es un tema el cual, convenientemente modernizado, daría para mucho.

Las canciones dramáticas nos hacen llorar si sufrimos y nos hacen reir si somos felices, en cuyo caso tenemos tendencia a parodiarlas, los humanos presumimos de empatía, en general, pero no es esa una virtud generalizada, una amiga me recitaba a menudo aquella coplilla: nunca le cuentes a nadie/ el secreto de tus penas/ que el que está alegre se ríe/ y el que está triste, se alegra.