La novela histórica, así como la novela negra, son géneros que han tenido en estos últimos años una especie de resurrección mediática, cosa que ha propiciado que se publiquen a montones.
Me produce cierta curiosidad que cuando un tema se pone de moda se repite hasta la saciedad en novelas, obras de teatro, seriales televisivos y refritos diversos. Las dos versiones cinematográficas de Las amistades peligrosas, generaron también teatro y recuerdo cuando en Barcelona, en poco tiempo, tuvimos dos versiones del Lorenzaccio de Musset. Después, cuando se pasa la moda, todo parece olvidarse de nuevo hasta una próxima resurrección.
Los escándalos recientes con sacerdotes pederastas han propiciado que en seriales televisivos y novelas diversas sobre la postguerra surgiera un personaje con este problema y esta profesión y me temo que ahora tocará la cuestión de las adopciones ilegales, unos hechos trágicos del pasado reciente que han generado diferentes documentales en algunas cadenas, que, curiosamente, ya había detectado Lobatón en su programa y que incluso mereció hace muchos años reportajes en Interviú, sin que entonces nos moviésemos demasiado a favor de esclarecer el tema. Aunque ahora también parezca que determinados periodistas han descubierto las tramas.
Se puso de moda el tema de los Templarios y los Cátaros y se generó un gran exceso de novelones y libros supuestamente serios sobre la cuestión. También había muchos de más antiguos, que habían pasado de forma discreta por las librerías y que seguramente fueron utilitzados y consultados por los autores que consiguieron el éxito con ese tema en el momento adecuado. Y así ha pasado la época Camino de Santiago, la de los misterios bíblicos, la de los misterios ocultos en un cuadro emblemático del Renacimiento, la de los monasterios y sus secretos...
En un blog en catalán sobre historia publico cada sábado un enigma del pasado, puesto que me encanta la historia en general y participo en diferentes tertulias sobre esta materia. Muchas veces, como suele pasar, son los temas los que llegan a mi, sin buscarlos. Tropecé por internet con una noticia sobre la presentación de un libro de Espido Freire sobre una princesa antigua que pasó sin pena ni gloria por nuestro país: Cristina de Noruega. Su peso político fue prácticamente nulo, su vida, corta. Sin embargo, el hecho de que una chica de países tan lejanos llegase hasta nuestra península para casarse, en su caso con un hermano de Alfonso X el Sabio, resulta una curiosidad exótica, lo admito.
La publicación del libro ha ido acompañada de fotos y reseñas diversas. Pero resulta que sobre esta princesa ya se habían escrito muchas otras cosas, en concreto, en 2003, La flor de Noruega, de Juan Arroyo Conde, autor de otros libros de interés histórico, que se presentó en Covarrubias. En algunos foros literarios se ha alabado bastante el libro de Freire, que no conozco, así que el valor se le supone, aunque no la originalidad temática. Admito que tampoco conozco el libro de Arroyo, al que le supongo el mismo valor, además de preceder al de Planeta en algunos añitos y ser un autor más especializado en el género histórico. En uno de esos foros he encontrado unos comentarios de Arroyo Conde, mencionando su libro y manifestando con cierta ironía el ruido que se ha generado con la historia de nuestra princesa noruega. Arroyo Conde publicó su libro en una editorial más pequeña, por experiencia propia sé como cambia la difusión y como cuando los grandes grupos ocupan los medios poca cosa se puede hacer para intentar, por lo menos, existir. Incluso se vistió a Espido Freire de época para el evento...
Al menos se podía haber buscado un título menos parecido (La flor de Noruega/ La flor del norte). En algún foro incluso he leído comentarios maliciosos respondiendo a Arroyo Conde con cierto sarcasmo. En fin, cosas del contexto literario, de las modas, de las incondicionalidades y del panorama cultural. No me gusta demasiado la novela histórica, con algunas excepciones, porque creo que presenta grandes dificultades, no tanto de documentación cuanto de entrar a fondo en la mentalidad de otros tiempos. A menudo los personajes hablan y piensan como mujeres y hombres del presente. Pero incluso los historiadores serios caen en esa trampa inevitable y por eso se dice que cualquier libro de historia habla, más que del pasado, del presente y es, en definitiva, historia contemporánea. De todas manera me han cogido ganas de leer y comparar los dos libros. Un dato importante, el de Planeta es bastante más caro pero seguro que resulta mucho más fácil de encontrar en las librerías habituales...
3 comentarios:
Se miente, aunque sea sin querer, casi siempre al escribir novela histórica, pues se escribe desde el presente, desde la mentalidad actual, con el vocabulario actual, y por eso no suelo leer novela histórica. Quién sabe: igual hasta me curo de leer novela negra y me dedico a mis admirados clásicos del siglo XX.
Francisco, creo que, efectivament, como dijo Benedetto Croce, toda la historia es 'contemporánea' ya que la miramos desde el presente, vale para ficción pero también para libros 'académicos'. Lo mismo pasa con la tradición, la adaptamos al presente y la reinventamos según nos conviene, según mi opinión.
Ahora bien, en una novela o película lo de menos quizá es la 'realidad', Guerra y paz podría ser novela histórica y es mucho más que eso. Becket era una buena película, aunque 'falsificaba' la realidad para hablar de algo contemporáneo, el enfrentamiento entre poderes, la dignidad... Lo mismo sucede con la serie sobre Claudio de Graves, son mucho más que novela histórica e incluso no es en ellas la realidad, ni la ambientación, lo más importante.
Sin embargo, la 'moda actual' de novelas de género, histórico o policíaco, ha hecho que se publique mucha mediocridad aburrida. Lástima, porque cuesta separar el grano de tanta paja.
Los clásicos tienen la ventaja de haber pasado por el filtro del tiempo, un buen crítico, aunque tampoco accedemos a ellos con una visión inocente y desacomplejada, por toda la 'literatura sobre la literatura' que se ha hecho.
Sin embargo creo que hay un extraño sexto sentido que nos hace percibir aquello que destaca de la medianía, sobre todo si se lee bastante.
Muchos libros que se publican hoy ocupan el lugar de las antiguas novelitas de postguerra, si distraen y se venden han cumplido su objectivo y quizá ha de haber de todo 'en la viña del señor... editor'.
Además, una moda funesta, 'las rutas turísticas masivas' ha hecho que cada pueblo, barrio o monumento acabe teniendo 'su novelita'... Además los temas suben y bajan., como la bolsa: Guerra Civil, Templarios, Hipatia, Monasterios... etc. etc.
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