sábado, 3 de mayo de 2014

LA FILOLOGÍA ES PECADO


Parece que se encuentra en peligro de cierre el grado de Filología Románica de la UB. Las protestas no se si conseguirán prolongar la agonía, creo que tienen cierto paralelismo con las que se producen cuando cierra un establecimiento céntrico, bonito y antiguo, sobre todo una librería. No corren buenos tiempos para los estudios que se llamaron clásicos pero el tema no es de hoy, ya en mi juventud, cada vez más lejana, se criticaba la obligación de estudiar lenguas que se llamaron muertas. En aquel entonces se empezaba muy pronto con el latín además de ser la lengua oficial del estamento eclesiástico, cosa que también lo ha perjudicado en épocas de poca afición a la cultura católica. Suprimir las misas en latín fue vivido como un logro de la modernidad. Hoy va poca gente a misa y ya da lo mismo todo. Las procesiones estuvieron a punto de morir también pero han resucitado con éxito ya que eso de disfrazarse y desfilar, por el motivo que sea, resulta muy del gusto de los humanos y de las humanas.


Un profesor de matemáticas, cuando yo estudiaba aquello que se llamó bachillerato elemental y que a pesar de ser elemental hoy nos sorprende por su enjundia, ya nos dio la bronca un día que escuchó nuestra crítica al estudio de cosas inútiles como el latín. La razón de peso para suprimir estudios es que no hay demanda. No pasa sólo con la filología románica, en una visita a una escuela de formación profesional de cierto prestigio le comentaron a una persona conocida que seguramente dejarán de enseñar carpintería, Ikea ha hecho mucho daño al sector. La carpintería fue durante años un buen oficio, de cierto éxito popular en el ámbito del trabajo no ligado a estudios universitarios de altura. Mientras la universidad fue minoritaria se suponía que un carrerón daba trabajo. Pero es que aquellas minorías universitarias también tenían otra cosa a favor: los conocidos y las relaciones. Y el anónimo estudiante de hoy a menudo tiene trabajo para vender su producto si no cuenta con algún enchufillo. Por eso los del coaching ese insisten en el tema de cultivar relaciones y saber venderte a ti mismo, expresión horrible si no fuese que ya tragamos con todo si nos llega con sello de posmodernidad fashion.


El problema es que nos hemos creído más ricos de lo que somos y hemos hecho crecer a nuestros hijos, nietos y sobrinos en medio de un espejismo: hay que estudiar aquello que gusta, los estudios dan dinero y porvenir y categoría social. Nada de esto es verdad de forma absoluta, mucha gente ha de trabajar en lo que se encuentra y parece que eso genera frustración aunque no siempre es así y conozco gente joven que gana poco, trabaja en lo que puede, vive de forma modesta y es bastante feliz, la verdad. Las frustraciones a veces llegan más bien del contacto con el mundo real, cuando el etéreo estudiante de medicina se encuentra en un hospital mal gestionado, mal organizado, con prebendas diversas que no entiende. O cuando la maestra tropieza con la burocracia abusiva, la imposibilidad de escapar de un currículum con muchas tonterías o del exceso de fiestas populares que la obligan a disfrazarse de gallina en carnaval. Y pongo los ejemplo médicos y magisteriles porque por la radio escuché hace poco a alguien que filosofaba sobre el tema y los ponía también como ejemplo, tantos años de estudio para ganar novecientos euros, mil quinientos con las guardias y todo eso, en el caso de los médicos. El de los maestros es distinto porque se había ganado poquísimo hasta hace cuatro días y en la actualidad la cosa no está mal aunque todo el mundo se queja siempre de todo. Hemos de aprender mucho de los inmigrantes que nos han llegado de todas partes, les he oído a menudo ironizar sobre eso de nuestras crisis, no me extraña, vienen de lugares en crisis permanente y sin ningún tipo de posibilidades y por eso se agarran a lo que encuentran con alegría y esperanza.



La carrera o el oficio que se escoge -si se puede escoger, nuestros padres y abuelos, en su gran mayoría, no escogían anda- es una flecha lanzada al azar, como todo en la vida. La felicidad es una abstracción ligada a muchos factores. Pero en un mundo en el cual parecía que todo iba a mejor y ese todo se refería, más que nada, a tener más dinero y mejores casas y poder viajar (el viaje se ha convertido en un objeto de consumo muy curioso) no es extraño que ciertos valores que podría llamar espirituales si eso del espíritu no fuese también tan polivalente se encuentren en recesión. 

Celaya escribió que hacia falta poesía para el pueblo. Quizás también haga falta filología románica para el pueblo y que los saberes bajen hasta el centro cultural del barrio para que se los tenga en cuenta. Somos contradictorios, ensalzamos la culturilla pero admiramos a aquel que se ha enriquecido jugando, por ejemplo, a fútbol, o haciendo mala televisión de masas o trapicheos legales. Así es el mundo. Como cuando se cierra una tienda en la cual hace años que no entrábamos a comprar nada seguramente se verterán lágrimas de cocodrilo por la filología, tan necesaria hoy para entender un poco de dónde venimos y qué es o no es eso que llaman una lengua, un idioma, cosa que reconvertimos de medio de relación en bandera divisoria  o en señal de profunda identidad, cuando al fin y al cabo los romanos acabaron por la fuerza o por la persuasión con los substratos de identidad comunicativa de nuestros antepasados remotos. Se unifica y luego se vuelve a dividir, de la misma manera que de lo clásico se pasa a lo barroco, así es el mundo. 

6 comentarios:

Lluís Bosch dijo...

Intento imaginar el futuro sin filología, y sólo puedo pensar que, con un poco de suerte, ya no será el mundo. Me refiero a que ya no estaré.

Júlia dijo...

Lluís, las cosas van y vienen, todo renace y 'revifa', no podemos saber como será el futuro pero las cosas perdidas cuestan de recuperar.

Francesc Puigcarbó dijo...

jo tenia una tieta que es deia Filo i es va morir, em temo que com la filología. Encara que mai se sap amb aquestes coses, tot va una mica per temporades o tendencies, encara tornaran a ensenyar (m'agradaba molt) llatí.

Júlia dijo...

Francesc, les Filos eren Filomenes, un nom avui de baixa tot i que vol dir 'la més estimada', i sobre el que dius tens raó, tot va a temporades, amb el temps te'n vas adonant. Lo bo i lo dolent, per desgràcia.

Júlia dijo...

A mi el llatí també m'agrada, vaig tenir la sort de tornar-ne a fer a Humanitats amb una molt bona professora, em va encantar.

Anónimo dijo...

No entiendo nada a partir del segundo comentario, ¿podéis traducirlos? Seguro que tienen mucha enjundia y son muy interesantes. Me da pena no entender todas las lenguas del mundo. ¿Me podéis hacer el favor?