martes, 12 de enero de 2016

EL PASADO EFÍMERO Y AQUEL PARQUE DE ATRACCIONES



Ignoro el motivo por el cual a veces una reivindicación triunfa y en otras perdemos espacios y recuerdos sin que se haga nada en contra. Cada vez me gustan menos las manifestaciones multitudinarias, no sirven para nada, en todo caso para acallar nuestras malas conciencias, lo mismo que las proclamas indignadas que corren por las redes sociales.

En esta antigua fotografia de los sesenta estoy con una compañera de trabajo y al fondo se puede ver el Parque de Atracciones de Montjuïc. Fue aquel un espacio emblemático, popular, muy querido por la gente humilde que lo hizo suyo. Tuvo mal final, propiciado por todos los poderes, lo dejaron morir y agonizar. Montjuïc ha sido siempre un espacio manipulado por todos lados, se han hecho muchos planes sobre el parque que no se han realizado, muchas proclamas que no han servido para nada.

Sobre el Parque de atracciones existe mucha información ya que personas que lo amaron han publicado fotografías y documentación. Sobre su final se ha explicado poco todavía, su agonía coincidió con intereses diversos, con la promoción del Tibidabo, un lugar bonito pero mucho menos accesible, alejado del centro y la parte baja de la ciudad. Por cierto, algunas de esas resurrecciones del Tibidabo tuvieron implicados que se vieron salpicados por escándalos y corrupciones, no sé si algún día ho aclarirem.

La amiga que está conmigo se llamaba, se llama, Encarna. Era de Murcia y bailaba con un grupo de la Casa Regional que entonces estaba situada, como tantas otras asociaciones diversas, en el centro de la ciudad. Todas esas asociaciones han tenido que marchar del centro de la ciudad, algunas han desaparecido. Todo un conjunto humano entrañable, centros excursionistas, casas regionales, lugares dónde la gente se reunía y divertía. También han desaparecido comercios interesantes, algunos reviven en algún lugar pero no es lo mismo, pasear hoy por el centro de Barcelona es llorar, parafraseando a Larra.

A mi amiga la había visto bailar muchas veces con su grupo. Lo hacían de maravilla y en el repertorio incluían siempre bailes catalanes, gracias a ellos conocí danzas tan bonitas como la de Castelltersol, la de Campdevànol y otras. Es una lástima que aquel regionalismo cultural fomentado por los poderes de entonces se haya menospreciado en lugar de reconvertirse en algo serio y sólido que hubiese podido contribuir a evitar prejuicios y a conformar una forma diferente y enriquecedora de ser peninsular. Recuerdo que en algunas ocasiones habían bailado en el Pueblo Español, un nombre que no me extrañaría que los puros quisiese cambiar en el futuro lo mismo que el de la Plaza de España, ya he oído voces al respecto, incluso se proponía dar a la plaza el nombre del señor Mas, ignorando que para tener calles o plazas, en la ciudad, tienes que estar muerto, por cierto.

Triste honor que pongan tu nombre a una calle, las calles y plazas deberían llevar nombres de elementos de la Naturaleza, pájaros, plantas, minerales. O de oficios, de sentimientos. Los nombres de persona siempre despiertan reticencias y los cambios políticos y culturales provocan que se cambien también esos nombres, según sopla el viento. El recuerdo del Parque de Atracciones se perderá con el paso de las generaciones, cada uno de nosotros cree de buena fe que aquellos lugares de su infancia estaban allí desde siempre y que no debieron tocarse. No creo que la patria sea la infancia, la infancia es una primera etapa de la vida engañosa, alegre o triste según dónde caes, y en la cual dependes para todo de los adultos. Sin embargo crea mitologías, nostalgias, todavía más cuando aquellos que la compartieron con nosotros desfilan hacia el más allá.

Ayer leí una tontería de bulto por las redes, alguien decía que prefería que se hubiese muerto otro antes que Bowie, no entiendo esa devoción por el cantante, con todos mis respetos. En todo caso todos morimos y morirán, no se ha inventado ninguna vacuna contra eso. Montjuïc es un espacio que tiene para mi muchos recuerdos entrañables, incluso sin el Parque de Atracciones de mi juventud. Las fotografías antiguas nos devuelven momentos perdidos que recordamos de forma imprecisa. 

La infancia tiene sus condicionantes, la juventud también, cuando ves cómo es el mundo en realidad ya eres viejo y todo el mundo prefiere que muera un viejo que no un joven, como es natural. La vejez reduce la capacidad de sorpresa, los viejos que actúan como jóvenes me resultan inquietantes pero es que hoy parece que eso de viejo es casi un insulto y siempre hay que parecer joven o actuar como un joven. Otra cosa es que acabes actuando como un niño, por desgracia, a causa de las limitaciones y enfermedades que de forma inevitable procura el paso del tiempo, eso ya no está tan bien considerado.

Para la Plaza de España, si se quiere cambiar el nombre, también se podría proponer el de Plaza del Antiguo Parque de Atracciones de Montjuïc y su triste final. Si el nombre es largo se puede recurrir a las inefables y machaconas siglas de nuestro tiempo, Plaza PAPAM.

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