viernes, 21 de octubre de 2011

Muerto el perro, muerta la rabia?







Creo que fue Pepe Beúnza, pionero pacifista insumiso, quién, en una entrevista, ante la pregunta de si hubiese matado a Hitler de poder hacerlo respondió que era absurdo matar a alguien que era producto de una sociedad. Creo que mucha gente de espíritu pacifista habrá pensado algo parecido ante la muerte de Gadafi, personaje que con tantos políticos se había fotografiado, por cierto, como en su época de poder hicieron Mussolini, Hitler, Stalin. Incluso Franco.

Los dictadores se mantienen en el poder gracias a un determinado entorno y a los favores externos de las grandes potencias a las cuales son, en algún momento, útiles. Y también con el apoyo de una parte del pueblo, ya sea por miedo, conformismo, adecuación interesada o temor al cambio imprevisible. Acaban siendo un símbolo y al desaparecer, normalmente de forma violenta, con la excepción del nuestro, su fin es celebrado como el final de una época. Sin embargo no siempre su desaparición significa un cambio real aunque a veces se da un cambio aparente.

Nosotros, los españoles, los catalanes, deberíamos saberlo mejor que nadie. Las alegrías del final de la segunda guerra mundial mantuvieron en el poder a nuestro dictador y su entorno, por razones de estrategia política, de intereses diversos, muchos de los cuales económicos. Se ha hablado poco de la ayuda bajo mano que el gobierno inglés daba a los franquistas mientras, de cara a la galería, los jóvenes idealistas de aquel país eran celebrados como héroes cuando venían a combatir por la libertad. 

Lo mismo les ocurrió a los territorios que cayeron en la zona de influencia comunista. Los grandes se repartieron el pastel a su gusto, como siempre. Hay películas magníficas sobre el tema, como Cenizas y diamantes, hoy poca conocida por la gente joven. Qué triste y decepcionante debe ser salir de una dictadura para caer en otra peor, después de haber luchado por la democracia, por la libertad!

En el mundo hay un gran número de conflictos terribles de los cuales no se habla o se habla muy poco. Y unos cuantos de conocidos, a menudo muy mal conocidos aunque se hable cada día de ellos, como la cuestión palestina, por ejemplo. La televisión, los periódicos, olvidan pronto noticias que antes de ayer fueron importantes, y a menudo se regodean en imagénes violentas sobre las cuales a veces nos advierten, antes de pasarlas, por si hieren nuestra sensibilidad pequeño burguesa de nuevos ricos en crisis. 

La guerra civil española llenó muchas páginas de revistas con fotografías y llamadas a la conciencia de los demócratas europeos, pero nuestra larga dictadura ya resultaba aburrida y repetitiva y no parecía tan interesante. De hecho, por ciertos países europeos había un cierto desprecio por esa España de pandereta y frailes que aguantaba todo aquello. Un viejo luchador anarquista, ya fallecido, Pons Prades, me comentó un día que la Europa desarrollada, Francia, Inglaterra, no tenían ningún interés en una España moderna, competitiva, democrática. Pensé entonces que exageraba, hoy no lo tengo tan claro. Para sentirse uno rico ha de haber pobres, para sentirse sabio hay que contar con ignorantes cercanos, nuestra autoestima se suele valorar por comparación. Hoy vamos nosotros de ricos a veranear a sitios de pobres y nos escandaliza ver como algunos immigrantes viven de forma humilde, aunque mucho menos humilde que nuestros propios padres y abuelos.

Cuando murió Franco, en la cama y de muerte natural, hubo quien lo celebró con cava, que entonces se llamaba champán. No entiendo demasiado como estamos tan orgullosos de esa recuperación democrática complicada y vergonzante, siempre he envidiado a los portugueses que, al menos, consiguieron echar al dictador aunque ya fuese viejecito. Las batallitas de aquella época, contadas a nuestros nietos, suenan incluso heroicas, casi parece que conseguimos lo imposible, cuando a nivel internacional ya estaba todo a punto para el cambio moderado, incluída la bendición del Tío Sam, pariente bien situado pero algo inquietante que hacía cuatro días había ayudado a todo lo contrario en algunos países hermanos


No sé quién dijo que no hay ninguna derrota que una página de libro de historia no pueda mejorar. Tal y como se habla hoy de la guerra civil y después de borrar del mapa monumentos y recuerdos de aquellos llargos años, incluídas las flechitas del ministerio de la vivienda, parece que incluso la guerra la ganó la izquierda. Más honesto hubiese sido contextualizar ese tipo de cosas, haciendo de ellas una lectura actual y democrática, reconvirtiéndolas en una lección de historia real, reivindicando las víctimas no reivindicadas sin olvidar las mal reivindicadas ni las olvidadas por ambas partes, por incómodas. 

Afortunadamente no caímos en nuevas violencias, al menos a nivel general, un temor habitual de muchas personas de la época de mis padres, por razones obvias. No todos los países tienen la misma suerte, a veces la inestabilidad es más cruel que la terrible situación anterior, por desgracia. Por lo que se refiere al otro tema del día, evidentemente me alegro de que ETA deje las armas y todo eso. Sin embargo la paz verdadera no es sólo ausencia de guerra ni de lucha armada. Hace falta un cambio moral, interior, social, compartido, del que me temo que estamos muy lejos. Y un detalle curioso, poco comentado, aunque hoy he escuchado en una radio catalana que alguien lo mencionaba: la proclamación del alto el fuego la han hecho en castellano, con excepción de los vítores finales patrióticos, cuando hoy se pueden poner subtítulos en cualquier informativo. Valdrá igual?


Y aún algo más, cuando se mencionan los atentados de ETA en Catalunya se suele hablar poco o nada del de Vic, todavía resulta incómodo, quizá por tratarse de un cuartel de la guardia civil, aunque allí murieron también una mujer catalana, casada con un joven guardia que también murió. El periodista Albert Om ha sido el único, que yo sepa, que ha realizado un reportaje actual y completo sobre aquella tragedia.

2 comentarios:

Mª Trinidad Vilchez dijo...

Vi el reportaje de Albert Oms, y me pareció muy bueno.
Tu post es muy interesante, y seguro que llegará otro dictador, esos no se acaban nunca, y pobre gente siempre con lo mismo, me produce mucha tristeza, todo lo que en el mundo está pasando, y mucho desencanto ver como mueven a las personas como borregos o marionetas para sus propios fines.
Un saludo, Mari Trini

Júlia dijo...

Gracias, Mari Trini. He visto en tu blog que tienes mucho aprecio por la pequeña y gran historia de Barcelona, en mi barrio Poble-sec organizamos cada mes una charla sobre temas diversos relacionados con la ciudad, cada último martes de mes, en la biblioteca, mañana sobre el Teatro Español, precisamente encontré tu blog buscando datos y te 'copié' alguna foto. Más información:

http://lapanxadelbou.blogspot.com/2011/10/el-teatre-espanyol-canvis-i.html