El éxito del libro de María Dueñas, El tiempo entre costuras, quizá consiga interesarnos más en un tema poco tratado literariamente, todavía menos en el cine, ya que recuerdo una sola película sobre esos españoles que vivieron en nuestras modestas colonias africanas. Palmeras en la nieve es también una historia colonial, en este caso sucede en Fernando Poo y admito que empecé a leerlo con cierta prevención, no me gusto su inicio, con una despedida amorosa narrada al estilo de la novela rosa antigua, los inicios y los finales de los libros son un peligro para la historia en general. Otro factor que quizás desmotive a los lectores, más bien a las lectoras, pues creo que, en general, las mujeres leemos más ese tipo de historias, es el currículum de la autora, alcaldesa de Benasque por el PP.
Las filiaciones políticas suelen tener esos peligros, se confunde literatura e ideología, todavía más cuando se trata de nuestros contemporáneos. Vargas Llosa fue adorado mientras era, supuestamente, de izquierdas, pero luego cambió bastante y recuerdo haber escuchado un diálogo entre dos chicos estudiantes, en el metro, comentando que no pensaban leerlo. Me pasó a mi también con Pla, durante años no quise saber nada de él. Hay quién cree, más bien querría creer, que durante el franquismo el país fue una especie de páramo cultural y no quiere entrar a fondo en determinados autores y títulos de la época. Al contrario sucede lo mismo, autores, periodistas, progres, son sacralizados aunque su producción no valga un pito.
Sin embargo se trata en este caso de un libro serio, extenso y trabajado, de una historia familiar interesante y bien documentada, con una bibliografía al final de la novela sobre esa temática tan poco querida por los españoles, en general. Me ha recordado en cierto modo novelas de autores como Vicky Baum, Somerset Maugham, normalmente no apreciadas del todo por cierto elitismo intelectual hasta que a alguien de esa élite se le enciende la lucecita y se da cuenta de todos los valores que no tuvo en cuenta o de la eficacia de escribir libros que se entiendan, con historias de siempre.
Conocemos muy poco de esas colonias hispánicas, de su gente, de su emigración, de su presente. Conocí bastante a una persona de mi edad que había vivido en Guinea de pequeña porque su padre trabajaba allí, en los buenos tiempos y en los tiempos peligrosos de los peligros de la descolonización, las historia de su infancia me fascinaban. Gabás también se sintió fascinada por los relatos familiares sobre aquel mundo. Ya quedan pocos testimonios de todo aquello, de aquellas tierras que en algún momento se convirtieron en provincias y después en otra cosa muy distinta. Sólo quedan por ahí Ceuta y Melilla, casi un anacronismo histórico. Gabás, en la bibliografía que incluye en el libro cita, sin embargo, muchos títulos. Pero han sido, en general, títulos poco promocionados, al menos estas Palmeras en la nieve han tenido una buena distribución editorial y una promoción adecuada.
Hay otro tema africano todavía más doloroso que conocemos poco, las guerras que desde principios del siglo pasado hasta bien entrados los años veinte consiguieron acabar con gran parte de la pobre juventud que tenía la desgracia de ser quintada y destinada a Marruecos. Afortunadamente un peso pesado de nuestras letras actuales, Lorenzo Silva, ha escrito bastante sobre el tema y no tan sólo novela.
Puede que los éxitos de Dueñas y Gabás propicien, como suele pasar, una intensificación de la temática, como ha pasado en Catalunya con las colonias textiles, no lo sé. Tenemos todavía una deuda sentimental y moral con aquellas tierras, incluido ese triste Sáhara de nuestro tiempo. No poseemos el pasado colonial de los ingleses, de los alemanes, de los belgas, de los franceses. Casi mejor, así nuestros pecados tampoco pueden ser tan numerosos. Es el primer libro de la autora, que es filóloga, tiene un importante bagaje intelectual y se ha pasado unos cuantos años para terminarlo. El género novelístico exige madurez, tiempo, constancia y conocimientos previos.
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