Con cierta prevención y con la envidia sana e inevitable que suscitan los éxitos literarios de los demás cuando tú también escribes, me acerqué a estas dos novelas de éxito. El tiempo entre costuras la he leído participando de un club de lectura, Palmeras en la nieve me llegó a través de una web para la cual escribo de vez en cuando reseñas sobre libros. Son libros bien promocionados pero que deben su éxito, más que nada, a eso que llaman boca-oreja. Es verdad que los libros de Planeta se pueden ver y comprar en todas partes, però se editan muchos en la misma editorial y no todos obtienen esos éxitos de ventas y lectura.
No quiero entrar en el tema de las calidades literarias, siempre subjetivas. Creo que las dos novelas, muy diferentes a pesar de tener puntos en común, han sabido recuperar un género eterno, aquella novela para todo el mundo de antes, Somerset Maugham, Vicky Baum, autores mirados de reojo por los elitistas, claro. Además, han tenido la virtud de evocar un tiempo y unos escenarios muy poco conocidos todavía, los de la España colonial. Las dos autoras no son jovencitas inexpertas, sinó personas adultas con una gran formación que han sabido utilizar en esas primeras novelas, sin caer en los tópicos que se incluyen en las primeras novelas escritas a los veinte años o incluso antes.
Tuve una amiga que había vivido en Guinea de pequeña. También las monjas de la escuela a la cual asistí cuando era una niña tenían escuelas en Tetuán, en Larache. Una de las monjas nos contaba a menudo tragedias del tiempo de la independencia, en 1956, ella era una joven monja de menos de veinte años y creo que aquello la traumatizó. Para evitar sus clases de matemáticas la incitábamos, con morbosidad infantil, a qué nos contara todo aquello, que ahora me pondría los pelos de punta y que entonces me parecía una película de miedo, como por ejemplo ejecuciones públicas en hogueras improvisadas. Recuerdo una frase suya evocando el olor a carne quemada por toda la ciudad que incluso impresionaba nuestra inconsciencia adolescente muy a fondo.
Siempre me extrañó que supiéramos tan poco de aquel mundo. La descolonización española fue rápida y expeditiva, aquellas tierras, como el Sahara, quedaron desprotegidas, con luchas internas y problemas gravísimos todavía no solucionados. Ceuta y Melilla son todavía algo extraño, anacrónico. Cuando los chicos de mi edad hacían la mili se lamentaba que a alguien le tocase África, era lejos, era peligroso. Y algunas revueltas hubo, poco conocidas todavía, el mundo del servicio militar obligatorio también es un filón literario poco explotado. La gente mayor, además, todavía mantenía en sus recuerdos huellas de las Guerras del Rif, en las cuales tantos jóvenes humildes perdieron la vida, también poco noveladas y recordadas, aunque el gran Lorenzo Silva ha escrito libros magníficos sobre el tema.
Los dos libros están muy bien documentados, contienen bibliografía, referencias diversas. Provocan el deseo de saber más, como los buenos libros de divulgación. Que las historias personales que cuentan sean a veces algo tópicas es lo de menos. Los tópicos funcionan y la vida real está llena de tópicos, de casualidades, de fatalidades y suertes inesperadas. De El tiempo entre costuras tendremos pronto serie de televisión, es un libro que pide cine y tele, no siempre es así y en muchas ocasiones se ha querido llevar al cine o a la televisión obras de éxito muy literarias, cosa que a veces no ha funcionado y que en otras ocasiones nos ha dado otra historia distinta, con resultados muy diversos.
Puede ser que esas novelas descubran un filón y que el género colonial resulte un tema a explotar hasta el cansancio, ha pasado con otras temáticas pero eso no es malo necesariamente, de la cantidad suele salir la calidad. El género de la mujer insatisfecha y adúltera, desdichada casi siempre, dio en el XIX grandes novelas, novelas mediocres y novelas que hemos olvidado. Todas cumplieron su función, probablemente.
2 comentarios:
El pasado colonial parece un terreno ideal para la idealización, valga la redundancia. La realidad, sin embargo, era un poco amarga especialmente para los colonizados. Hace un par de años leí un texto brillante y terrible: "Un guàrdia civil en la selva", Gustau Nerín, Ariel.
Lluís, estos libros que comento no idealizan nada, son bastante realista dentro de su género de novelones. La historia colonial es trágica pues a menudo la mala independencia que se les concedió generó guerras internas que todavía colean. En general conocemos muy poco de todo, por lo que se refiere a la historia. Lo que nos quieren contar, unos y otros.
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