viernes, 16 de febrero de 2018

ME SÉ BASTANTES CUENTOS, AUNQUE NO TODOS

Resultat d'imatges de león felipe poesía

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

León Felipe


Resultat d'imatges de León Felipe

A menudo me vienen a la cabeza versos, citas, refranes. Debe ser el  paso  de los años que va dejando ese poso  extraño, mezcla de lecturas, experiencia vital,  recuerdos infantils y juveniles, añoranza de los que se fueron y nos precedieron. 

En muchas ocasiones evoco las palabras de este poema de León Felipe. León Felipe es un poeta que va por libre, se le ha intentado etiquetar con eso de la generación del 27, tan diversa, como todas. Eso de las etiquetas es muy del gusto de los académicos, en general nos gusta clasificar a la gente. Las clasificaciones, los lugares comunes, los tópicos, son absurdos ya que diluyen la individualidad en la masa amorfa.

A veces dices que te gusta algo que ha dicho alguien y siempre surge quién te recuerda que esa persona era comunista, de derechas, neoliberal, cercana a Convergència o que estafó a su cuñado, engañó a su mujer o abandono a un hijo con problemas. Nadie es de una pieza, cambiamos, nos equivocamos. Por eso a menudo los artistas, los escritores, decepcionan, en su vida real no responden a lo que se esperaba de su obra. 

En los casos de gente contemporánea nuestra se hace difícil separar vida y obra, cuando pasan los siglos ya no lo tenemos en cuenta. Rousseau escribía El Emilio y enviaba sus hijos al hospicio. Arthur Miller, Sender y unos cuantos intelectuales no quisieron saber nada de sus hijos disminuídos. Podríamos encontrar un montón de ejemplos de incoherencia, tanto en gente famosa como en nuestro entorno inmediato. Ponemos demasiadas expectativas en la gente conocida, como en el caso reciente de Serrat, que comentaba en la entrada anterior.

Personas de mi familia insistían en que todo era un cuento, en la vida. Aunque hablaran en catalán no utilizaban conte ni rondalla sinó cuento, en castellano, dándole ese matiz que le da el poeta, de forma más profunda. Cuentos chinos, cuentos de Calleja... Una buena amiga me comentaba hace un tiempo que con el paso de los años te das cuenta de que todo es mentira, ya lo decía el tango.

Me gusta leer libros de historia, biografías... Si son buenos y no demasiado ideológicos suelen mostrar las tripas del pasado y rompen sin piedad nuestros mitos. Se supone que la historia la escriben los vencedores pero también los vencidos toman su revancha cuando pueden y nos giran las cosas del revés, sin ser objectivos. Leí hace poco las memorias de Josep Benet, sólo pudo escribir la primera entrega, ya que las empezó tarde y murió antes de su publicación. Comenta que una de sus motivaciones al escribirlas fue comprobar como se manipula eso que se llama memoria histórica. Benet tampoc es del todo objetivo en sus valoraciones pero en eso tiene razón. Hay que acceder a fuentes diferentes para hacerse una idea, y siempre será inexacta, de una verdad inexistente. 

Volviendo a León Felipe, durante mi juventud se le leyó y recitó bastante. Una vez fui a Madrid, conocimos a un chico muy simpático, nos regaló la Antología rota a una amiga y a mi, le gustó más mi amiga aunque con el tiempo rompieron su relación. Los chicos intelectuales o que lo parecían nos gustaban mucho, en aquella época, sobre todo si, además, resultaban interesantes físicamente, claro. Quizás el amor, así, en abstracto, sea también un cuento más pero a las chicas nos mecieron la cuna con cuentos de amor con príncipes y finales felices y con tebeos románticos. 

En cambio, a los chicos de entonces, y no se si a los de ahora, no les gustaban demasiado las damas muy leídas. Conocí a una maestra mayor que yo que comentaba que el ideal femenino de la mayoría de hombres era una chica guapa, tonta y caliente. Puede que las cosas hayan cambiado bastante, no lo sé. Eso de tonta también era matizable, hay quién aparenta serlo por motivos estratégicos y sabe más que Lepe, que fue un personaje real y muy sabio.

Otro texto del poeta que forma parte de mi imaginario es aquel de Ser en la vida romero... A veces, qué cosas, en aquellos años finales del  franquismo, en aquella Escuela Normal de Sants, algo pintoresca, venían rapsodas a recitar y allí escuché esos poemas por primera vez. Uno de los rapsodas era algo exagerado y nos reíamos de él. La gente, hace años, leía mucho en voz alta y se sabía poemas, textos teatrales, de memoria. No sé qué extraña pedagogía papanatas hizo creer que la memoria era la inteligencia de los tontos, un absurdo como tantos otros. 

He comprobado que a los niños y niñas les encanta aprender cosas de memoria, lástima que en la escuela no sea esa una actividad habitual. Tampoco se lee tanto en voz alta, hoy incluso buenos actores tienen una dicción lamentable aunque con el tiempo mejoran. 

Las cosas nos parecen una buena narración o un mal cuento según quién nos las relata. Todo es, también, cuestión de fe. Nos gustan los escritores y periodistas que nos dicen lo que ya creemos, en general. Creemos cosas raritas, imposibles, si queremos creerlas. No es fácil cambiar las creencias que nos vienen de antiguo, nos sorprende que nuestros antepasados creyeran de buena fe en cosas que hoy parecen injustas, machistas, racistas, fanatismo,  vaya. 

Dicen que si la gran mayoría de personas de una sociedad cree algo que no es cierto  esa creencia funciona como si fuese cierta y tiene sus consecuencias. Por eso el ser humano ha desarrollado en la vida cotidiana esa tendencia a la supervivencia que se define como nadar y guardar la ropa y que en catalán tiene una acepción divertida, eso de hacer la puta y la Ramoneta, tan criticado, tan evidente, tan práctico y necesario. En lenguaje serio eso se llama diplomacia. 

León Felipe tuvo una vida agitada, algo nómada, y murió en el exilio, en el año 1968. Fue romero en muchos aspectos, venía de una familia bien situada, mucha gente notable de izquierda no pasó hambre en la infancia, es curioso. Tradujo a Walt Whitman y algo del poeta americano hay en algunos de sus poemas. De vez en cuando se le ha hecho algún homenaje y tiene monumento en Zamora, su ciudad natal. No todos sus poemas me gustán por igual, pero eso resulta inevitable. 

Por desgracia, saber todos los cuentos no nos inmuniza a la hora de identificar sus nuevas versiones. 


No hay comentarios: