Como si la situación no fuese ya bastante complicada y confusa con los políticos del presente, de vez en cuando surgen del pasado los fantasmas en activo, Aznar, Gonzàlez, para pontificar sobre lo que es y no debería ser o lo que pudo haber sido y no fue.
En el fondo quiero pensar que hay algo de poesía en esas resurrecciones, la nostalgia del viejo por sus buenos tiempos en el poder, la envidia por los jóvenes que, con todos sus errores, vacilaciones, ambiciones y tropiezos, tienen, todavía, mucho futuro para reinventar.
Creo que en Catalunya, gracias o desgracias a los líos económicos del señor Pujol, nos hemos librado de sus posibles pontificaciones sobre el presente. Aznar y Gonzàlez tienen en su pasado político muchas sombras pero parece que esas no los afectan, no sienten vergüenza por los errores pasados, no la siente ni la parentela de Franco. En fin, así es el mundo y así son algunos políticos.
La gente joven quizás no sabe nada o sabe poca cosa de la época oscura del PSOE, de aquello de Roldán, de la guerra sucia, del hermanito de Guerra y de otras miserias del pasado. Si evocas cosas así siempre te mientan, en relación con Catalunya, a Pujol, a Millet, como si todo fuese lo mismo. Pero las odiosas comparaciones no perdonan, no todo es lo mismo aunque todo es altamente lamentable. El tema del señor Pujol resultó más doloroso a los catalanes porque el hombre, buen político en determinados aspectos, era proclive a pontificar sobre valores, lealtades, honradeces y cosas así y despertaba extrañas devociones incondicionales, a las cuales somos muy aficionados los ciudanos de a pié.
Felipe González ha vuelto a surgir de su cómodo retiro para decirnos cosas brillantes, como eso de si Juanito tiene un carguito. No tengo grandes esperanzas sobre el pacto actual de los socialistas con Podemos pero, sinceramente, prefiero eso que no una derecha dura en el poder, ya expresé en un blog anterior que se debía votar porque no todo era lo mismo. El señor Sánchez me ha decepcionado a fondo, lo admito, como me ha decepcionado, en muchos aspectos, la actual alcaldesa barcelonina. Por cierto, en relación a Colau, la gente parece haber olvidado las sombras de algunas épocas del largo mandato socialista en Barcelona, con actuaciones prácticamente mafiosas en algún caso. Los fastos olímpicos han maquillado muchos pecados mortales. Fastos debidos a la influencia de Samaranch, por cierto,nombre que mucha progresía quisiera borrar de la nomenclatura olímpica, somos así de incoherentes y contradictorios.
Lidia Falcón escribió hace años un libro demoledor con el comunismo resistente en el cual comentaba el machismo de la izquierda, con ejemplos vividos en directo. En una entrevista le comentaron que, según eso, derecha e izquierda eran lo mismo y ella dijo que de ninguna manera. En el contexto de la izquierda, aunque sea una izquierda bastante lamentable, existe siempre cierta esperanza.
Cuando se eligió a Trump mucha gente antiamericana me decía que Trump y Hillary Clinton eran la misma mierda neoliberal. Yo creo que ya se ha visto que no eran lo mismo, empezando por sus biografías juveniles. Existen matices, los matices son importantes, muy importantes. Lo bueno es enemigo de lo mejor y la política es la ciencia de lo posible.
Curiosamente, algunos logros catalanes y españoles se realizaron en tiempos de gobierno de derechas, pero con una izquierda potente en la oposición. Por ejemplo, en Catalunya, la inmersión lingüistica. O, en España, el final del servicio militar. La negociación conveniente, interesada, en ocasiones algo chapucera, consigue cosas, las mayorías absolutas son muy peligrosas, las tenga quien las tenga.
Felipito sabe muy bien que los Juanitos y los carguitos son muy convenientes en el campo de la política real, el repartió unos cuantos a conocidos y saludados. Está muy bien pedir lo imposible, como hacían los estudiantes pijos del mayo francés, aunque ya sabemos que pedir no empobrece y que hay cosas que son imposibles por más que las queramos exigir y nos parezcan justas.
Váyase, señor Felipe, a su caserón de lujo, disfrute de la jubilación generosa, usted y los de su época, como Alfonso Guerra, el supuesto intelectual del partido, que siempre venía a soliviantar, al puro estilo Ciudadanos avant la lettre el cinturón metropolitano catalán. Ya nos arreglaremos, ya se arreglarán, ya madurarán los nuevos políticos ambiciosos. No lo hicieron tan bien como quieren hacernos creer, no eran mejores políticos que los de ahora, ni el pasado era, como decimos los catalanes, una bassa d'oli.
Váyase, señor Felipe, a su caserón de lujo, disfrute de la jubilación generosa, usted y los de su época, como Alfonso Guerra, el supuesto intelectual del partido, que siempre venía a soliviantar, al puro estilo Ciudadanos avant la lettre el cinturón metropolitano catalán. Ya nos arreglaremos, ya se arreglarán, ya madurarán los nuevos políticos ambiciosos. No lo hicieron tan bien como quieren hacernos creer, no eran mejores políticos que los de ahora, ni el pasado era, como decimos los catalanes, una bassa d'oli.
4 comentarios:
Como ya veo que no lee los comentarios, mucho menos responde a ellos, puedo decirle el desagrado que me produce todo lo que ocurre en el ámbito independentista catalán, y lo puedo decir sin temor a que me replique, al estilo "pacífico" de los CDR, de los Tsunami Democratic (fíjese que bonito oxímoron, no por el Tsunami), ni de esas consignas de violencia tan indignantes como patéticas. Todos estos secesionistas sin razón escriben una página en la pérdida de la dignidad de esa parte catalana que se empeña en mentir con una Historia inventada, con una propaganda de evidente sesgo y de un origen de todos conocidos.
Le voy a recordar a un personaje de "figura simpática e inocua de la bohemia barcelonesa" (estecomillado lo que reseñaba usted en su blog sobre Pompeu Fabra, es que me descojono).Le comento sobre el simpático e inocuo h.......:
Uno de los fundadores del nacionalismo catalán fue el escritor Pompeu Gener (1848-1920), quien intentó dar a sus teorías un enfoque científico y "darwinista". En un ensayo publicado a finales del siglo XIX, defendía este enfoque de supremacismo racista: "Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la de la mayoría de los que forman España. Sabemos por la ciencia que somos arios".
Estos son los ideales de los nuevos independentistas de esa supuesta república. Imagino que usted los aborrece tanto como merecen.
Saludos.
Admito señor Tristán que tengo este blog algo olvidado últimamente y aunque me resisto a tocar el espinoso tema político a veces no me puedo contener. Soy antiviolencia de todo tipo, en todas partes, y prefiero una tranquilidad algo cobarde que la valentía absurda. Aborrezco los supremacistas de todas partes y constato que cada uno ve el mundo según su propio prisma, su experiencia y su imaginario, yo también. Gener decía muchos disparates pero era, evidentemente, inocuo. Podría hacer una lista de gente de ese tipo, que han dicho y escrito barbaridades pero que en la vida real eran absolutamente inofensivos. También podría hacerla al revés, gente educada, aparentemente inteligente, brillante y el resto la cual, en momentos complicados se han pasado al lado oscuro, remedando el concepto peliculero. En el contexto independentista hay de todo, como en todas partes, por cierto. Me considero no independentista pero sí muy catalanista, oigo disparates por todas partes pero he de decir que sobre Catalunya y su gente leo últimamente cosas, incluso por parte de supuestos intelectuales castellanos -últimamente y toda la vida- que, si fuese susceptible habrían hecho de mi una Juana de Arco decadente en defensa de la patria oprimida. Afortunadamente, tengo otras aficiones. Escribir en los blogs, por ejemplo.
Por cierto, con eso de Gener y lo de ser 'inocuo' me ha venido a la mente el pobre Muñoz Seca, fusilado por ser 'de derechas' y como venganza a la muerte de García Lorca, era un hombre que decía cosas que podrían considerarse, hoy, 'fachas', pero una persona inofensiva y buena. Se ha intentado a menudo menospreciarlo como intelectual o justificar una muerte tan absurda como tantas otras. Y es que una cosa es lo que la gente dice y otra muy distinta lo que hace o ha hecho.
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