Mostrando entradas con la etiqueta guerra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta guerra. Mostrar todas las entradas

sábado, 26 de julio de 2014

POETAS EN GUERRA, SASSOON, OWEN I LAS PATRIAS FILICIDAS


Siegfried Sassoon by George Charles Beresford (1915).jpg

Siegfried Sassoon (1886-1967) es hoy casi más recordado por la influencia que ejerció en Wilfred Owen que por su propia obra. A veces me sorprende que personajes cuyo valor he conocido de mayor fuesen vivos todavía cuando yo era pequeña o joven. En 1967 murió Sassoon y yo tenía diecinueve años. Reconozco mi ignorancia sobre uno y otro hasta hace pocos años. El otro día un programa de televisión, uno de esos matutinos, de la UNED -si, hay cosas muy interesantes por la tele, a horas raras, hechas con pocos medios y con una difusión muy limitada- me evocó la vida de esos dos hombres marcados por ese acontecimiento absurdo y cruel del cual, sin embargo, no se salió vacunado contra la barbarie, la primera guerra mundial, de la cual este año conmemoramos el centenario de su inicio.

El pare de Sassoon era de una familia judía rica y al casarse con una católica lo desheredaron. Esas cosas parecen hoy de otros tiempos pero son muy vigentes todavía en un gran número de sociedades. Hoy mismo, en La Vanguardia, he leído una entrevista a Hakima El Haite, doctora en ingeniería y ministra marroquí de medio ambiente, una mujer brillante y lúcida que nos recuerda cuanto costó en la Europa del euro sentar las bases de una democracia duradera, siempre frágil. El matrimonio de los padres de Sassoon duró poco. Su padre también falleció siendo él todavía un niño. Empezó varios estudios, sin éxito. Publicó un primer libro que tuvo cierto renombre, una parodia del de otro autor.

El patriotismo era entonces en Europa un valor en alza. Lo es todavía, aunque con muchos matices. Morir por la patria era un honor, ser soldado estaba bien visto. Es fácil juzgar a la gente del pasado por ideas que adquirieron en la infancia o durante la juventud, como si cada uno pudiese escoger libremente, desde la cuna, su proyecto vital. Sassoon se fue al ejército y fue muy valiente, un ejemplo. En él conoció a gente como Rovert Graves. Pero la realidad, el dolor, la crueldad y la miseria bélica cambiaron su concepto del ejército y de la patria. Su cambio de ideas provocó que lo mandaran a los loqueros, siempre parece loco quién no comulga con los valores vigentes y se sale del rebaño. En un hospital de guerra conoció a Owen e influyó en la obra del poeta. 

Owen volvió al frente y murió en él, muy joven. Podía haberse escapado de ese regreso pero se dice que quiso ocupar el puesto de su mentor, todavía ingresado en hospitales. Precisamente,según cuentan, su antibelicismo le empujó a esa vuelta al horror para poder contar los horrores de la guerra. Sassoon,  después de la guerra, se decantó por las ideas socialistas y se movió en medio de lo más brillante de la intelectualidad inglesa. Homosexual reconocido, tuvo diferentes amores y en su madurez decidió casarse con una dama mucho más joven que él, se supone que por su deseo de tener hijos. Tuvo uno y más adelante se separó de su esposa. No acabó de encontrar el equilibrio vital deseado, se convirtió al catolicismo, se interesó por teorías espiritistas, el país le rindió honores y murió a los ochenta y un años.Tiene una obra extensa, poco o nada traducida al castellano, que yo sepa. 

Wilfred Owen ha tenido más éxito con la posteridad, las muertes prematuras resultan románticas. Puede que fuese también homosexual no reconocido y que estuviese enamorado de Sassoon, además de admirarlo. Esta es la opinión de Graves, por ejemplo. Se le considera el gran poeta de la primera guerra mundial. Tiene muchos poemas pero el más famoso es Dulce et Decorum est, un crudo canto pacifista contra la guerra y sus mentiras, muy traducido y repetido, casi un documental sobre el tema: 

Copio una de las pocas traducciones en castellano que he encontrado, la del autor del interesante blog Gilichorradas, al cual el irónico nombre no hace justicia i que lleva casi un año congelado:

DULCE ET DECORUM EST.
Torcidos, como viejos mendigos bajo sus hatos,
renqueando, tosiendo como brujas, maldecíamos a través del lodo,
hasta que donde alumbraban las luces de las bengalas nos dimos la vuelta
y hacia nuestra lejana posición empezamos a caminar afanosamente.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos habían perdido sus botas
Pero abrumados avanzaban sobre zapatos de sangre. Todos cojos, todos ciegos;
Borrachos de fatiga, sordos incluso al silbido de las balas
Que los cansados cañones de calibre 5.9 disparaban detrás de nosotros.


“¡Gas, gas! ¡Rápido, muchachos!”; un éxtasis de desconcierto,
Poniéndonos los toscos cascos justo a tiempo;
Pero alguien aún estaba gritando y tropezando
Y ardía retorciéndose, como ahogándose en cal viva…
Borroso, a través de los empañados cristales de la máscara y de la tenue luz verde,
Como en un mar verde le vi ahogarse.
En todas mis pesadillas, ante mi impotente mirada,
Se desploma boqueando, agonizando, asfixiándose.


Si en algún sofocante sueño tú también puedes caminar
Tras la carreta en la que lo pusimos,
Y mirar sus blancos ojos moviéndose
En su desmayada cara, como un endemoniado.
Si pudieses escuchar a cada traqueteo
El gorgoteo de la sangre saliendo de sus destrozados pulmones,
Repugnante como el cáncer, nauseabundo como el vómito
De horrorosas, incurables llagas en lenguas inocentes,
Amigo mío, no volverías a decir con ese alto idealismo
A los ardientes jóvenes sedientos de gloria
La vieja mentira: “Dulce et decorum est pro patria mori”.


Y la versión original, para los más sabios que yo:

DULCE ET DECORUM EST(1)

Bent double, like old beggars under sacks,
Knock-kneed, coughing like hags, we cursed through sludge,
Till on the haunting flares(2) we turned our backs
And towards our distant rest(3) began to trudge.
Men marched asleep. Many had lost their boots
But limped on, blood-shod. All went lame; all blind;
Drunk with fatigue; deaf even to the hoots(4)
Of tired, outstripped(5) Five-Nines(6) that dropped behind.
Gas!(7) Gas! Quick, boys! – An ecstasy of fumbling,
Fitting the clumsy helmets(8) just in time;
But someone still was yelling out and stumbling,
And flound'ring like a man in fire or lime(9) . . .
Dim, through the misty panes(10) and thick green light,
As under a green sea, I saw him drowning.
In all my dreams, before my helpless sight,
He plunges at me, guttering,(11) choking, drowning.
If in some smothering dreams you too could pace
Behind the wagon that we flung him in,
And watch the white eyes writhing in his face,
His hanging face, like a devil's sick of sin;
If you could hear, at every jolt, the blood
Come gargling from the froth-corrupted lungs,
Obscene as cancer, bitter as the cud(12)
Of vile, incurable sores on innocent tongues,
My friend, you would not tell with such high zest(13)
To children ardent(14) for some desperate glory,
The old Lie; Dulce et Decorum est
Pro patria mori.(15)

Wilfred Owen
Thought to have been written between 8 October 1917 and March, 1918
Notes on Dulce et Decorum Est

1. DULCE ET DECORUM EST - the first words of a Latin saying (taken from an ode by Horace). The words were widely understood and often quoted at the start of the First World War. They mean "It is sweet and right." The full saying ends the poem: Dulce et decorum est pro patria mori - it is sweet and right to die for your country. In other words, it is a wonderful and great honour to fight and die for your country.

2. Flares - rockets which were sent up to burn with a brilliant glare to light up men and other targets in the area between the front lines (See illustration, page 118 of Out in the Dark.)

3. Distant rest - a camp away from the front line where exhausted soldiers might rest for a few days, or longer

4. Hoots - the noise made by the shells rushing through the air

5. Outstripped - outpaced, the soldiers have struggled beyond the reach of these shells which are now falling behind them as they struggle away from the scene of battle

6. Five-Nines - 5.9 calibre explosive shells

7. Gas! - poison gas. From the symptoms it would appear to be chlorine or phosgene gas. The filling of the lungs with fluid had the same effects as when a person drowned

8. Helmets - the early name for gas masks

9. Lime - a white chalky substance which can burn live tissue

10. Panes - the glass in the eyepieces of the gas masks

11. Guttering - Owen probably meant flickering out like a candle or gurgling like water draining down a gutter, referring to the sounds in the throat of the choking man, or it might be a sound partly like stuttering and partly like gurgling

12. Cud - normally the regurgitated grass that cows chew usually green and bubbling. Here a similar looking material was issuing from the soldier's mouth

13. High zest - idealistic enthusiasm, keenly believing in the rightness of the idea

14. ardent - keen

15. Dulce et decorum est pro patria mori - see note 1 above.

These notes are taken from the book, Out in the Dark, Poetry of the First World War, where other war poems that need special explanations are similarly annotated. The ideal book for students getting to grips with the poetry of the First World War.


A pesar de su pasado trágico, las patrias siguen funcionando. Toman formas diversas, siempre exigen sacrificios, más o menos sangrientos. Hay que ser de alguna parte y nada de sentirse ciudadano universal, una vulgaridad. La historia se adapta a las necesidades del presente y a las exigencias del poder. Lo peor es que nos cuesta mucho inventar algo más positivo y universalista, si algún día se consigue yo ya no lo veré. Nos movemos entre un culto a las heroicidades supuestas de aquellos que nos caen bien y la ingenuidad de creer que un mundo en paz y fraternal, lleno de palomita blancas, se consigue en cuatro días, con buena voluntad. Parece facilísimo identificar a los malos de hoy y a los de ayer, sobretodo desde el sofá de casa. Los muertos son cómodos, incluso se les homenajea cuando no mueren en combate, sino por azar, como a esas pobres víctimas de un accidente de tren ocasionado por la negligencia social y la dejadez generalizada.

domingo, 20 de enero de 2008

Somos los mejores!




Escucho, de vez en cuando, comentarios bastante desafortunados sobre hechos violentos que pasan en el mundo, como si los pueblos que los sufren fuesen incapaces de establecer entre sus habitantes relaciones basadas en la paz y como si nosotros fuésemos los reyes del mambo, actualmente. En el fondo, en la comparación, siempre salimos ganando, nosotros somos los más guapos, los más cultos, nuestra democracia responde a un largo proceso en el cual queremos pensar que tenemos protagonismo y alguna cosa rara tienen los que se pelean: servilismo tribal, fanatismo religioso, incultura crónica... Incluso cuando la evidencia nos mostraba que había quien vivía mejor que nosotros, como, por ejemplo, los suecos, no era cierto, nos decían, porque ellos se suicidaban más, se divorciaban y pasaban frío. También hay minorías pesimistas, claro, que creen todo lo contrario, que no mejoramos, que somos un desastre, pero creo que desde que nos hemos desarrollado nuestro ego patriótico, sea cual sea la patria escogida, en el contexto hispánico, se ha hinchado como el sapo azul de la canción, que acabó explotando, por cierto.
Sentirse orgulloso de la propia familia, de la propia cultura, del país donde se vive, todo es gratuito, ya que no hemos hecho nada para caer aquí o allá. Otra cosa es pensar: mira, tal y como está el mundo, hemos tenido suerte, intentemos hacer lo posible –que es poco o nada- para que nuestros hijos se encuentren un poco mejor aquí, ya que hemos tenido la debilidad biológica de traerlos a la feria. Cuando se habla de la situación de la mujer en muchos lugares se olvida que hasta hace cuatro días, aquí la cosa no iba mucho mejor. Respecto a comer caliente, la mayoría de la gente sabe que sus padres y/o abuelos lo pasaron mucho peor, que muchos de ellos trabajaron desde niños y que tuvieron pocas oportunidades de prosperar. Lo sabe, pero no lo recuerda, o lo recuerda adornando los recuerdos con imprecisas llamadas a los valores antiguos. Cuando el antiamericanismo visceral flota por los rincones, nos sentimos orgullosos de ser europeos, un continente, por cierto, donde hace unos sesenta y pocos años iba todo muy mal y donde hace mucho menos tuvo lugar una guerra cruel, que aún colea, en unas tierras a las que más de uno había viajado de turista novato. En España –Catalunya incluida- hay muchos y muchas que actúan como los criticados nuevos ricos, como los piojos resucitados, como lo que somos, de hecho. Proclamarnos pobres como si fuese un mérito, cuando comemos cada día, no pasamos frío, disponemos de médico y escuela, y tenemos la suerte de llevar unos cuantos años de calma relativa, siempre precaria, muestra el orgullo humano en todo su esplendor. Otro comentario típico y tópico es hacer referencia al número de hijos, pobrecitos, tan desgraciados y van teniendo hijos, cuando la realidad es que en épocas miserables nuestros antepasados también eran mucho más prolíficos.

Durante el tiempo de nuestra guerra civil, en muchos periódicos extranjeros escribían cosas sobre la sangre caliente española y la violencia que generaba, es decir, de hecho, nos tildaban de poco menos que salvajes. España era, se quería que fuese, la reserva antropológica y exótica de Europa, gitanos, toreros, navajas y calor. Al cabo de cuatro días, por las europas democráticas y avanzadas pasó lo que pasó. Todo lo que ha pasado puede volver a pasar y, de hecho, la historia muestra como acostumbra a volver a pasar, de la misma manera que el clima cambia, con humanos o sin ellos. Me ha venido todo esto a la cabeza leyendo las respuestas desengañadas de Castellet en La Vanguardia. Estamos mal y estaremos mal y si no nos toca a nosotros le tocará a otros, muchos de los cuales inocentes, inofensivos. Pensar que la historia avanza de forma progresiva hacia la paz mundial es, me parece, no querer averiguar con demasiado interés nuestro pasado, reciente ni remoto. Actitud que quizá es buena para vivir, según como se mire...