Leo en el metro un anuncio, en un cartel, de esos destinados a distraer mi periplo por los largos y aburridos pasillos de enlace. El anuncio me evoca pesadillas antiguas, dice, más o menos, que si utilitzas lo que te propone, un método depilatorio definitivo, superarás tu angustia al pensar que puedes tener un accidente y no haberte depilado!!! Supongo que el tema debe ser recurrente, ya que la publicidad lo ha utilizado para uno de sus mensajes contundentes.
El pelo corporal o vello, que queda más fino, ha pasado por épocas distintas a lo largo de la historia. Hoy estamos en un mundo occidental bastante depilado. De jovencita envidié a amigas cuya genética no obligaba a autotorturarse con ceras calientes, máquinas infernales o rayos malignos. Esperaba una moda cultural que acabase con tanta tontería afeitadora, pero ha sido al revés y ahora incluso señores serios se depilan, con eso de la metrosexualidad y otras mandangas.
La depilación por si te pasa algo me recuerda los consejos del tiempo de mis abuelos, tiempos de higiene más precaria, en los cuales se aconsejaba lavarse los pies a menudo, por si te pasaba alguna cosa y te llevaban al hospital y te los veían. También en mi juventud las mamás aconsejaban a las hijas recién casadas no salir de casa sin la cama hecha y la cocina limpia, por si te encontrabas mal, te tenían que acompañar y veían como estaba el tema y lo poco responsable ama de casa que eras. El qué dirán era, claro, más importante que el daño sufrido. Así es el mundo, la apariencia ante todo.
Cuando fui a ver la exposición con los murales de Sorolla, la chica que nos la comentaba, muy agradable, explicó que las alumnas de secundaria se enfadaban de forma retrospectiva con el pintor cuando comprobaban que éste, con la intención de reflejar los tipos humanos de cada región, había pintado a las andaluzas un bozo oscuro sobre el labio, un bigotito, vaya. La cosa debía tener su morbo erótico, pues refranes antiguos hacen referencia al atractivo pertinente: mujer bigotuda de lejos se la saluda, mujer con bigote se casa sin dote...
No podemos quedar al margen de modas tan martilleantes, si no nos queremos ver excluídas del contexto social. El pelo de las axilas dicen que 'hace sucio' cuando nada tiene que ver la higiene con la cuestión pilosa. Sobre vello corporal, cuestión cultural al fin y al cabo, ha habido épocas de todos los colores. También las pelucas, los bigotes, las barbas, han pasado por modas diversas y se han asociado con tendencias políticas, incluso bastante divergentes según el momento.
Quizá algún día tendremos una moda más peluda y entonces se tendrán que inventar sistemas de crecepelo integral que solucionen los efectos de nuestro tiempo, tan depilatorio. Entonces se aludirá a la barbarie de los siglos XX y XXI, que obligaban a extrañas prácticas incluso en países supuestamente civilizados. Cosas más raras he visto y aún no soy muy vieja. Sobre crecepelos, ser calvo ha sido, para los señores, un trauma, sobre todo de joven, claro. Pero la verdad es que hay calvas de lo más interesantes, la verdad. Se han intentado muchos sistemas para devolver el pelo a la cabeza, pero ninguno definitivo, y muchos señores traumatizados han perdido bastante dinero probando remedios diversos. Unos vecinos de la escalera, de mi infancia, tenían la patente de un producto que habían inventado y vendido de forma ambulante, eran frecuentes los vendedores ambulantes de lociones destinadas a recuperar las cabelleras perdidas.
Sufrir angustia de anticipación pensando que te van a atropellar sin depilar es un absurdo, pero pasa y pasará. Uf, que vergüenza, el médico, quizá un joven de buen ver o una doctora de espíritu crítico, contemplando las intimidades de una pobre muchacha que no tuvo tiempo de ir a la esteticienne antes de la desgracia!!! No entiendo como hablan tanto de la crisis y de la gripe y casi nada de la depilación, he investigado algo con motivo de este post y he encontrado un montón de webs, blogs y publicidad sobre el tema. Qué mundo, Facundo!
6 comentarios:
realmente las mujeres tenemos una carga muy pesada sobre nuestras espaldas.debemos estar siempre perfectas.
aqui se usa el refran " el hombre como el oso, cuanto más feo más hermoso".
por que?????? si a nosotras nos encantan los hombres peludos, nosotras tenemos que sacarnos todo!!!!!!!
no hay derecho a ese sufrimiento,al que me someto (lo admito).
julia,te tengo un premio en mi blog,pasa por favor!!!
abrazosssssssss
Pues sí, no hay manera de liberarnos del todo Grachula! Ahora te visito!!!
La belleza marcada y sancionada por lo correcto se impone en todo. Yo me resisto, soy de los que se afeitan cuando no queda más remedio, de los que se cortan el pelo cuando les parece bien. Sin llegar al abandono nunca, claro. Mi moda me la impongo yo.
Haces muy bien, Francisco, aunque me temo que no podemos prescindir absolutamente de las modas en vestidos y costumbres, aún de forma inconsciente las seguimos y las vemos como 'normales' hasta que han pasado.
Ay, amiga Julia, cuánta razón tienes.
La mente humana tiene una capacidad asombrosa para crear modas absurdas y sacrificadas cuyo único fin es la apariencia, el parecer lo que no somos.
No me extrañaría ver el día de mañana un hombre sin huevos o una mujer sin pechos. Somos así de sumisos al mundo de la moda.
Brillante exposición de un tema que es caballo de batalla entre todas las personas que se precien hoy día. ¿Quién se atreve a llevar los sobacos sin depilar? No sé dónde iremos a parar...
Besos
Calvared, realmente, como decían los mayores 'lo que es moda no incomoda' aunque luego lo veamos feo o absurdo o aunque incida en la salud. Ya no me extraño de 'casi' nada!
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