Ha muerto, todavía joven, según los parámetros de nuestro presente, Baltasar Porcel. Fue un personaje controvertido, polémico, contradictorio y brillante, que comenzó a escribir y publicar motivado por su relacion con Camilo José Cela, que residía en Mallorca durante algunas temporadas. Porcel fue muchas cosas, hombre muy culto, sin formación universitaria convencional, periodista en castellano y catalán, cercano al poder en ocasiones, contrario a él en otras, exasperante, ambicioso y, al mismo tiempo, atractivo y, como se dice vulgarment, con glamour, ya desde su juventud en la cual trabajaba en la editorial Planeta y convivía con la escritora, hoy injustamente olvidada, Concha Alós.
Luego, de más mayorcito, se casó de forma convencional, tuvo hijos a los que bautizó e hizo hacer la comunión, y continuó polemizando desde diversos frentes. Hace tres o cuatro años se le detectó un grave cáncer, lo vimos por aquel entonces, casualmente, en el Hospital Clínico, donde también estaba mi madre, ya que la enfermedad y la muerte nos igualan a todos. Superó temporalmente el tema, con gran valor, y recibió muchos homenajes y premios, porque no hay nada que provoque más prisa a los premiadores oficiales que saber que aquel a quien debieron premiar más a menudo está grave y en peligro de extinción. Hay casos dramáticos como el del gran áctor y cantante Ovidi Montllor, por poner un ejemplo de tantos como podría encontrar.
Su prosa me encandilaba de joven. Más adelante me cansaba su barroquismo algo vacío. Sin embargo, no se le puede negar brillantez, ni tampoco se puede dejar de admitir que escribía bien, muy bien, aunque los argumentos a veces parezcan poco claros o mal estructurados. El personaje, como pasa con tantos contemporàneos, superó al escritor, pero el tiempo, gran crítico, pondrá las cosas en su sitio, aunque también las modas literarias, como la bolsa, sufren altos y bajos.
Con él, creo, muere una época y una manera de tener ambición y osadía, muy característica de los jóvenes airados de otro tiempo. Generó envidias a su alrededor, la libertad desacomplejada siempre provoca reticencias. Y admiraciones secretas o públicas. Descanse en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario