miércoles, 12 de octubre de 2011

Tópicos y prejuicios vigentes y recurrentes







No entraré en el fondo de la cuestión de las declaraciones del señor Durán sobre los andaluces y los bares, evidentemente hay que revisar la política de clientelismos, peonadas y subvenciones, pero me ha molestado la referencia porque recupera un tópico antiguo, el del andaluz gandul. El señor Mas, hace poco, hablando de la enseñanza de la lengua catalana, también hizo una especie de gracieta sobre el castellano que hablan en Andalucía. 

Tratar estos temas es espinoso y peliagudo. Resucitan todos los demonios viscerales, incluído el señor Guerra. Sobre los catalanes se dicen muchas tonterías y crueldades por esos blogs de Dios, que me dan muchos disgustos, a mi, que soy catalanista moderada -creo- y federalista. Veánse los chistes que cuelgo de forma desacomplejada y tolerante. Sin embargo todo eso demuestra que aún vivimos rodeados, inmergidos, en prejuicios e ignorancias recurrentes. Al señor Mas se le podría objetar que todas las formas dialectales son importantes y que también el català que se habla en Mallorca resulta difícil de entender a los que vamos allí por primera vez. Si la capital de España se hubiese establecido en Sevilla la normativa sería diferente, lo mismo que si Valencia hubiese sido capital catalana consensuada.

Respecto a los andaluces, aunque a Catalunya ha venido gente de toda España, han sido ellos los más mal tratados por ese tipo de prejuicios, como antaño lo fueran los murcianos, aunque en los árboles genealógicos del presente catalán casi todo el mundo tiene ancestros con estos honorables orígenes. Cuando yo realizaba mis prácticas de magisterio en una escuela de Barcelona, a finales de los sesenta, recuerdo una inolvidable maestra que insistía en el tema, explicando una y otra vez que los andaluces eran muy trabajadores. Y eso que el alumnado era, mayoritariamente, de habla castellana! O sea, que entre los inmigrantes de entonces, también había 'clases y prejuicios'.

Paco Candel, tan recordado y que tanto contribuyó a hacer cambiar la percepción de aquellos inmigrantes,  ironizaba hace unos años sobre las recientes llegadas de gente de todo el mundo a nuestros pueblos y ciudades: ahora resulta que los catalanes y los castellanos nos parecemos más de lo que creíamos, decía, con ese humor algo serio que le caracterizaba. 

Sin embargo, en la immigración reciente también hay un ase dels cops, un sectors que se lleva la mayor parte de los prejuicios actuales, el moro. Hace algún tiempo, en una peluquería del barrio, unas damas se pusieron a protestar sobre la llegada de inmigrantes de Marruecos y otra señora, ya mayor, protestó de forma muy visceral, sus padres habían vivido allí algunos años, había de todo como en todas partes y durante la guerra les habían ayudado mucho gente mora, ya que se habían encontrado en verdadero peligro debido a las circunstancias.

La realidad evidente es que en todas partes hay de todo y que a la gente hay que juzgarla de forma individual. Sin embargo... Hace unos días escuchaba un programa de radio, al cual llaman espontáneos, dos chicos marroquís se quejaban de la percepción que tiene la gente de ellos y de qué en el tema de los papeles han de esperar muchos más años que los hispanoamericanos. La locutora manifestó que no conocía el tema a fondo pero entonces llamó una chica que tenía parientes hispanoamericanos y explicó que los muchachos tenían razón y que era porque existían convenios con los países latinos diferentes de los que había con Marruecos sobre este tema. Lo hizo de forma amable, sin entrar en valoraciones.

Pero entonces llamaron un par de hispanoamericanos, uno de ellos de Uruguay. Según su opinión eso tenía que ser así porque ellos tenían la misma cultura que los españoles. Del tema catalán ni siquiera hablaron. Además el uruguayo incluso sacó a relucir la guardia mora de Franco para justificar la diferencia y el hecho de haber sido, ellos, colonia española. Marruecos, una parte, también fue protectorado español y allí se desarrollaron muchas tragedias, en la época de las guerras de África, poco conocidas y estudiadas todavía, con alguna excepción como algunos libros de Lorenzo Silva. 

Con motivo de algunos jaleos que hubo hace algún tiempo en la barriada de una ciudad catalana se pudo ver a un hombre que hablaba castellano encarándose a un marroquí: tu no serás nunca como yo, que soy español, le decía.

Todas esas maneras de expresarse y proceder molestan, incluso provocan resentimientos y en épocas trágicas resultan peligrosos. Muchas actuaciones de la temida FAI deberían contar, al estudiarse, con la situación en qué se encontraron aquellos inmigrantes en su época, no para justificar nada pero sí para entender un poco según qué reacciones. 

La historia sirve para lo que se quiera, es fácilmente tergiversable. Lo mismo pienso, claro, cuando leo o escucho afirmaciones sobre eso de qué Catalunya es España por definición. O lo contrario, que no lo es, ni lo ha sido, ni lo será. Estados, países, nacionalidades, son abstracciones, construcciones culturales que pueden hacerse o deshacerse y siempre hay que mirar el presente y no justificar ideologías míticas con pasados que pueden encontrar interpretaciones divergentes.

En el fondo todo es ignorancia y la ignorancia es muy atrevida, aún más cuando la esgrimen señores con titulaciones universitarias y doctorados diversos o líderes carismáticos.

Afortunadamente, si nos dejan tranquilos, la vida cotidiana es amable y acabamos siendo amigos de cualquier recién llegado de la vecindad que se comporte de forma normal, que son la mayoría. Tampoco hay que caer en el buenismo que lleva a afirmar lo contrario, que somos buenos por naturaleza, ensalzando valores corporativos muy dudosos. 

La gente es como es y uno mismo no es siempre igual. Sin embargo deberíamos llegar a una cierta madurez que dejase a un lado tanta tontería y tanto prejuicio. Claro que afirmando los defectos de los otros reforzamos nuestro ego y creer que somos mejores que otros nos da seguridad, aún en el caso de que no hayamos hecho nada para conseguir la denominación de origen.

Sobre lenguas, dialectos y el resto, lo mismo que sobre países, todo es accidental y variable y latín mal hablado, en nuestro caso y en muchos otros. Y sobre la cultura, ay, nadie sabe qué es, existen de ella miles de definiciones que, según me han contado, más de uno ha tratado de recoger en algún libro.

8 comentarios:

magazine.cat dijo...

Hola, una entrada excelente, estoy de acuerdo con su punto de vista, pienso exactamente igual que usted, aunque jamás lo hubiera explicado tan bien.

Saludos cordiales des de Lleida.

Júlia dijo...

Gracias, 'magazine', hoy cuesta mucho ser moderada, la verdad.

Eastriver dijo...

Lo de catalanista moderada me ha dejado mosca. Yo soy catalán, punto. No hay más. Pero a partir de ahí saco el resto de conclusiones, que si un día te quieres puedo compartir.

Durán, desagradable. No es santo de mi devoción. Pero tampoco son santos de mi devoción quienes ocultan lo que invertimos en España (a cambio de recortes, de sentencias del tribunal constitucional, de campañas anticatalanas y de unos recursos claramente inferiores a lo que aportamos). ¿Molesta esto también? Puees sí, llega un punto en que dicees, potser ja n'hi ha prou. Pero sin agresividad ni nada, que me encanta Andalucía, la conozco bien y, en cierta medida, la tengo en casa (el amor, ya sabes, que no entiende de regiones, comunidades ni naciones, jajaja).

No me gusta Durán, te decía. Sus declaraciones son electoralistas. Pero yo sí pienso que deberíamos hablar seriamente de todo lo relacionado con el dinero. En el fondo, todo esto ocurre porque aquí hay un cierto malestar fruto de sentir que no se es justo del todo. Un abrazo. Y sí, esa moderación es necesaria.

Júlia dijo...

Eastriver, creo que en nuestras circunstàncies todavía hay que ser 'catalanista, el estado de las autonomías no ha querido entender la diversidad y todavía has de defender a veces aspectos del tema que ya deberían estar superados a nivel social peninsular. Sin embargo los nombres y los adjetivos se prestan a muchas interpretaciones y en el fondo significan poca cosa, hay que ver las actuaciones individuales.

Respecto a las declaraciones, no entro en el fondo, con el cual podría estar muy de acuerdo y también en lo que dices de la distribución del dinero, pero la forma no me gusta, muestra prejuicios antiguos y puede provocar -ya lo ha hecho- reacciones viscerales en unos tiempos en los cuales creo que hay que tender a una cierta tranquilidad dialéctica. Si Durán hubiese dicho bien las cosas no me metería con él. Una cosa es que comentes según qué en tu casa -o en el bar, je, je- y otra que lo hagas en una tribuna pública siendo un líder político, más o menos -bastante bien valorado, por lo que parece, hasta ahora-.

Yo soy antipeonadas y también antisubvenciones, he visto como se gasta mucho dinero en tonterías, proyectos absurdos, campañas inútiles... Incluso a nivel internacional habría que revisar muchas ayudas a países pobres que logran efectos perversos, esas 'caridades' han de ser puntuales y temporales.

Teuvo Vehkalahti dijo...

Greetings from Finland. This, through a blog is a great get to know other countries and their people, nature and culture. Come take a look Teuvo images and blog to tell all your friends that your country flag will stand up to my collection of flag higher. Sincerely, Teuvo Vehkalahti Finland

Francisco Ortiz dijo...

Yo soy andaluz, me gusta Cataluña y soy del Barça, tengo familia en Barcelona que emigró hace mucho años, admiro sobre todo a Juan Marsé. Pero el asunto de los politicos es otra cosa: azuzan, increpan porque no saben construir. Cada vez más buscan el el forofismo, como los dirigentes de los equipos de fútbol y algunos entrenadores que por poco les sacan un ojo a sus rivales y compañeros de profesión y no piden perdón ni en broma. Y es una pena. Porque la gente común y corriente tiene más seny que ellos.

Júlia dijo...

Teuvo, lo siento pero sé muy poco inglés, te agradezco la visita.

Júlia dijo...

Francisco, pienso como tú, con la gente corriente es fácil entenderse però hay una gran afición a echar leña al fuego por todas partes, por desgracia.