sábado, 21 de abril de 2012

Etología humanística


El patético episodio monárquico ha propiciado mucha broma fácil y continuará dando tema al humor de todo tipo, cosa natural. Me temo que no propiciará tanto como quisiéramos lo que hace tiempo debería ser motivo de debate: el futuro de una institución que cumplió su función en un momento histórico pero que actualmente se nos muestra sin demasiado sentido. Claro que actualmente hay muchas otras instituciones sin demasiado sentido, no lo niego. Sin embargo, no quería escribir hoy sobre reyes y príncipes sino sobre otro reino, el animal.

Muchas protestas y lamentaciones han insistido mucho en el tema del pecado real, la caza de elefantes, provocando una especie de discursos anticacería muy interesantes. Nuestra relación con los animales se encuentra en crisis, interpretando crisis como cambio o separación, que creo que es lo que significa etimológicamente. Durante siglos el hombre necesitó de los animales para desplazarse y trabajar además de consumirlos para subsistir. La tecnología ha situado los animales en otro plano muy distinto aunque muchos países todavía tengan que contar con ellos para su vida diaria.

La violencia en las relaciones humanas también ha evolucionado, al menos en teoría. Hoy hay quien critica los derechos humanos por etnocéntricos pero creo que su proclamación, el año en qué yo nací, 1948, motivada por el horror colectivo ante los desastres de la última guerra mundial, fue un gran logro, aunque fuese un logro más teórico que práctico, como se ha podido comprobar con el paso del tiempo.

Los animales han sido objecto de amor y respecto por parte de los hombres pero también de muchas crueldades y abusos. Se supone que quién ama a los animales ama a las personas pero eso no es así. Muchos nazis, lo mismo que muchos señores feudales, amaban a sus perros y caballos e incluso uno de ellos, no sé si Goering, intentaba no pisar hormigas cuando paseaba. Ha sido habitual la imagen del ricacho o la ricacha con perros, pájaros y gatos mimadísimos que no ha sentido ningún interés por la gente marginal o pobre, a la cual incluso ha podido explotar sin miramientos mientras cuidaba de sus mascotitas. También he visto casos al revés, la verdad. Buenas personas en su trato diario que eran algo crueles con los animales. En todas esas relaciones hay mucho tópico y desconocimiento.

Los amantes de los animales a veces caen en los extremos. Y es que caer en el dogma nos llevaría a ser vegetarianos, claro. Cosa que defienden muchos convencidos. De todas maneras, si tratamos a los animales como a personas, ¿qué haremos con los animales carnívoros y cazadores? En el tema de los animales se cae en una especie de racismo y también en el machismo. Me contaba hace años una estudiante de veterinaria las reticencias de muchos amos de perros agresivos y mordedores, a los cuales no querían castrar, único remedio a su agresividad. Sabemos que en los zoos resulta más habitual tener hembras que machos pues las épocas de  celo generan agresividad en diversas especies. Decir hoy que los hombres son más agresivos que las mujeres parece políticamente incorrecto, pero sigue siendo así, de forma general y en ello hay mucha biología. Nos parecemos más de lo que nos gustaría a nuestros parientes animales, a algunos, claro, cosa que también nos hace ser injustos con ellos. No parece igual maltratar a un perro que a una rana o matar un elefante o un oso que matar moscas o mosquitos. En ese tema, la contradicción es habitual y parece difícil llegar a acuerdos lógicos.

Las exhibiciones de animales están mal vistas, pero depende también de qué animales. Los circos actuales prácticamente han eliminado los animales amaestrados, a causa de la normativa, pero muchos zoos siguen exhibiendo delfines juguetones. El tema de los toros y los correbous ha motivado muchos artículos y muchos debates. Matar en público parece malo, sin embargo en mataderos industriales se mata sin cesar a animales tan respetables como conejos, pollos, cerdos y terneros. El pobre cerdo, animal muy inteligente, bastante parecido a nosotros, siempre ha sido en nuestra cultura más mal visto y más consumido que un perro o un gato, aunque en épocas de hambruna el gato parece ser que no está mal del todo.

Las épocas de grandes hambres colectivas han generado canibalismo, incluso sucedió en Rusia durante los años de la revolución. Hoy, afortunadamente, no sabemos, en occidente, que son esas épocas de hambre desesperada, que enloquecen a la gente. Por ello nos resulta molesto hablar del canibalismo de nuestros antepasados que, de hecho, se encuentra presente en el substrato de muchos cuentos de ogros y  brujas. A veces se pasa de la crueldad al mimo absurdo, y sólo hay que ver las muchas tonterías que se venden en las tiendas especializadas, para mascotas de nuestro tiempo. Los animales domésticos ya no comen lo que nos sobra sino que su alimentación se ha  especializado hasta extremos ridículos. Todo es negocio.

Parece que por fin van a obligar a dar más espacio a las gallinas, a los cerdos, a los terneros,en las granjas de nuestro tiempo. Hace unos días escuchaba por la televisión protestas porque eso hará aumentar el precio de los huevos, un precio, a mi entender, que era excesivamente barato en la actualidad. Encontrar el equilibrio creo que va a ser imposible, al menos de momento.  En el tema de los animales, como en el de los humanos, que somos animales también, me parece, nos guste o no, que funciona una frase que dice el personaje de Clark Gable al de Marilyn Monroe en aquella magnífica película crepuscular, The Misfits: Cuanto menos se mata, más malo parece. Gable rememora épocas en las cuales había grandes manadas de caballos salvajes que él cazaba sin remordimientos -¡para fabricar comida para perros!- de los cuales ya queda sólo una minoría, la cosa es muy distinta, los tiempos han cambiado. La visión de un cadáver nos produce más inquietud y dolor que esas fotos con montones de muertos anónimos, es triste pero es así.

A los animales los seguimos etiquetando con nuestras virtudes y defectos. Se dice que los animales no matan por placer, ni han perpetrado genocidios. Sin embargo eso no es exactamente así y cuanto más se investiga sobre ellos más parecidos a nosotros se nos muestran, no sólo los mamíferos superiores sino incluso animales mucho más pequeñitos y aparentemente distantes. Recuerdo un zoólogo que en un cursillo, hace años, nos comentó con ironía que, incluso admitiendo que se movía por instinto, la hiena le parecía una mala persona a causa de su manera de actuar. La gente que ha tenido muchos perros sabe que no todos son iguales, que los hay de más valientes, de más buenos, de más cariñosos, de más violentos. Antes se acostumbraba a ahogar las crías de gatos o perros no deseadas, hoy se prefiere castrar a  nuestros compañeros habituales, todo evoluciona. 

Hay un tema en el cual envidio a los animales domésticos. Esa muerte dulce que se les procura cuando tienen una enfermedad irreversible, la eutanasia zoológica. La eutanasia es otro tema difícil, espinoso. En la cuestión del aborto hemos cambiado mucho en pocos años, cosa que también me sorprende, la verdad. Cambiamos de mentalidad con una facilidad pasmosa, rápida. Los poderes culturales, económicos, morales, saben como introducir el tema cuando conviene y hacernos ver lo malo bueno, o al revés. Por no hablar del negocio de la maternidad asistida, de las adopciones, ligado al hecho de haber retrasado culturalmente la reproducción hasta edades muy tardías. No me vale demasiado el tema económico, en épocas de mucha pobreza ha habido eso del baby boom, por ejemplo, en las postguerras, cuando, por lógica, parece que la gente debería estar más desengañada de la vida, de la historia. Las cosas no son sencillas y cualquier tema debería generar reflexiones bastante más profundas que el recurso al tópico y al discursos oficial -o extraoficial- vigente.

2 comentarios:

iruna dijo...

un company de feina fa anys que ha triat fer les vacances de la següent manera: dos setmanes se'n van amb la dona a suïssa, a visitar la família d'ella, que viuen allà, i la resta de les vacances... fa festa cada dijous, en temporada de caça, i se'n va ell sol amb los gossos, a caçar. me diu que és dels moments en què se sent més a gust, caminant per la muntanya, sol de persones, acompanyat de la terra, els arbres, plantes i animals (alguns moren, però no gaires).

és caçador total. a casa cuida la terra..., i animals. i a la feina, és l'únic que els porta menjar als gats, qui els presta més atenció i qui millor els coneix. és ell qui mos explica quan una gata està embarassada, o algun d'ells sembla malalt... i només ell se'n cuida.

me l'has recordat, amb este escrit sobre animals i relacions entre ells (també les persones).

Júlia dijo...

Sobre la cacera hi ha molts tòpics, Iruna, però el cert és que de certes espècies se n'ha de fer una regulació i aquesta és una via.

El que passa és que parlar dels animals en termes 'humans' es fa molt difícil i crec que els hem acabat per 'humanitzar' en excés.