lunes, 28 de enero de 2013

VEJECES


Coinciden en cartelera dos películas sobre la vejez, dos visiones muy distintas sobre esa etapa de la vida, inevitable si no es que se muere prematuramente. Amour de Haneke ha estado muy alabada por los seguidores de este director, que a mi no me gusta nada, en general. No le negaré valores cinéfilos, no soy quién para hacerlo, pero las visiones excesivamente grises y oscuras de la vida y de los hombres, que me hacen salir del cine com eso que llaman vulgarmente mal cuerpo no me gustan nada, todavía menos desde que envejezco.

El paso de los años nos da una visión más matizada de las cosas, al menos a la mayoría de personas que hemos tenido una vida normalita, con alegrías y penas, épocas mejores y peores, familia convencional y todo eso. La película con la cual Dustin Hoffman se estrena como director es otra cosa muy distinta, más amable, con pinceladas de amor inglés y con una profundidad que quizá no se percibe a primera vista pero que tiñe toda esa sencilla historia con colores positivos, sin caer en la sensiblería ni en esa tontería recurrente de que cada edad tiene sus cosas buenas y siempre se está a tiempo de todo.

La dama de Haneke, que también podía haber ido a una buena residencia, incluso privada, para músicos viejos, hace prometer a su marido que no la llevará a un sitio de esos. Claro que no todas las residencias son como la de la película de Hoffman, tan bonitas y luminosas, pero tampoco son tan trágicas y grises como en ocasiones se pintan. En ellas, como en la vida exterior y activa, suele haber de todo: olvido y recuerdo, tristeza y alegría infantil, enfermedad y esperanza inútil, inocencia y perversión. La vejez llega, si no se muere de forma prematura. De vez en cuando el cine, espejo de la vida, nos ofrece visiones de la vejez, como de la juventud. No todo es de color de rosa, no me creo, en el caso de la vejez, que cada época tenga sus cosas buenas y todo eso. Pero tampoco todo ha de ser tan gris y devastador, la vida es breve y hay que vivir -y morir- con esa verdad irreversible, nos guste o no, que más bien no, como es natural. Darle al tema tonos de tragicomedia me parece más real que hurgar en una herida ya de por sí bastante dolorosa.

10 comentarios:

Lluís Bosch dijo...

No he visto la cinta de Haneke pero la voy a ver, porqué he visto todas sus películas y siempre me ha parecido interesante. Haneke no busca complacer ni distraer al público, si no todo lo contrario. Es cierto que para ello recurre a una cierta crueldad, pero yo agradezco que me traten como a un espectador adulto capaz de pensar por mi mismo, y de posicionarme ante las cuestiones de la vida.
Creo que es un cine tan lícito como el otro, igual como el público puede escoger ir a verlo o no. Dicho esto, también diría que la reflexión que propone nos hace mejores, más críticos. En una entrevista que le he escuchado, dice que su cine no es pesimista, porqué piensa en un espectador inteligente y considera pesimista el cine en donde la realidad se pinta de rosa porqué eso implica aceptar que la realidad es nefasta.
Enfin... cuando la haya visto volveré a dejarte mi opinión...

Isabel Barriel dijo...

En este apartado cabría también incluir la película portuguesa Tabu,
actualmente en cartel. Se trata de un film del director Miguel Gomes lleno de matices en gris (es en blanco y negro!)sobre una anciana y media y la visión retrospectiva de una agitada vida... No revelo nada más. Me limito a recomendar su visión.

Isabel

Júlia dijo...

Lluís, entiendo que tenga sus seguidores, sin embargo creo que la vida no es ni rosa ni negra, la realidad tiene muchos matices, es lo que no me gusta a mi de Haneke, que no deja lugar para la esperanza, vaya, es mi opinión.

Júlia dijo...

Isabel, anoto tu recomendación!!! La vejez está de moda, jeje.

Lluís Bosch dijo...

Por supuesto que la vida (y el mundo) no se puede analizar con una sola óptica, sino que es mucho más compleja. En este sentido te recomendaróa otra cinta de Haneke (Código desconocido) en donde plantea fenómenos sociales desde varias perspectivas.
Al margen de eso, creo que hay que entender las películas de Haneke como metáforas de la sociedad Europea en su conjunto. Visto así, que ahora hable de la vejez no me extraña nada, ya que posiblemente nos habla de esta Europa vieja y ensimismada.

Júlia dijo...

Interesante tu comentario Luis, lo tendré en cuenta, será la edad pero llevo un tiempo en qué me gusta ver finales felices, como le pasaba a mi madre en los tiempos oscuros de postguerra, je, je.

Realmente creo que Europa está en decadencia irreversible.

Lluís Bosch dijo...

Julia, acabo de encontrar un comentario sobre "Amour" de mi crítico de cabecera, que además es profesor de cine. Creo que te gustará leerlo:
http://elseptimosello.blogspot.com.es/2013/02/breves-apuntes-al-margen-de-amour.html

Júlia dijo...

Me ha encantado, Lluís, uno más que no es 'hanekista irredento', siempre me ha parecido que este director hace muchas trampas con eso de hacernos sentir mal y es que, puesta a elegir viejecitas,me quedo con la de 'Tapas'.

Voy a recomendarla por ahí.

Lluís Bosch dijo...

Me algero, Julia. Ya ves que Aaron está más cerca de tu visión que de la mía en esta ocasión. Para mi es el mejor bloc de cine (de los pocos que conozco, claro).

Júlia dijo...

Por eso me ha gustado tanto Lluís, jeje. Es que estoy harta de panegíricos hanekerianos, ya ves que no es santo de mi devoción, ese señor.