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viernes, 23 de enero de 2015

EL BAILE DE LOS RECUERDOS, ALBERTO CASTILLO Y EL CINE DE BARRIO


Ayer, en mi blog en catalán, mencionaba una película argentina, poco recordada, basada en la novela La bestia humana, de Zola. Cuando yo era pequeña se iba de forma regular a los cines de barrio y la oferta era muy variada, llegaba cine mejicano y también argentino con cierta regularidad. No sé el motivo pero a veces te quedan grabadas escenas concretas que un día cualquiera parecen salir de forma misteriosa de tu archivo mental secreto. 

Gracias a internet he comprobado que uno de esos extraños recuerdos fuera de contexto pertenecía a una escena, creo que la final, de Ritmo, amor y picardía. A mi madre creo que le gustó bastante esa película y a veces, en aquel entonces, entonaba la canción de esa escena final.
Hace ya también algunos años un día mi hija me escuchó entonar eso de siga el baile, siga el baile, y se quedó sorprendida pues sabía que yo no había visto la película, entonces en cartel, Luna de Avellaneda, donde la tocaban y le dije que recordaba la canción de alguna película antigua. 
Es una suerte que gracias a internet podamos recuperar historias olvidadas y personajes que fueron tan sólo una lucecita en nuestro pasado. El protagonista de la película que he mencionado era Alberto Castillo, argentino. Castillo se llamaba en realidad Alberto Savador de Luca, era hijo de emigrantes italianos. Estudió medicina, era ginecólogo, pero se dedicó a su vocación artística toda su vida. Se dice incluso que estudió la carrera para que le permitieran casarse con su chica, ya que al futuro suegro no le hacía gracia eso de la música ligera. Eso sí que es amor.
Castillo fue toda una figura en Argentina durante décadas, interpretó muchos tipos de música e hizo unas cuantas películas. Como médico actuó en una ocasión de forma fortuita para ayudar a unos futbolistas que tenían una insolación. En Luna de Avellaneda se adapta la anécdota y Castillo, interpretado en la película por el cantante uruguayo Jaime Roos, ayuda en un parto urgente e imprevisto que se presenta mientras canta, por cierto, eso de siga el baile.
Alberto Castillo murió en el año 2002, a los ochenta y siete años. Aunque se retiro bastantes años antes, de vez en cuando participaba en actuaciones con conjuntos diversos, como invitado. Por aquí me temo que es poco conocido y también me temo que pocas de sus otras películas llegaron hasta nuestros cines. Ritmo, amor y picardía tuvo bastante éxito, parece que era divertida y brillante. 
Se han hecho muchas versiones de ese alegre tema, que me encanta. Me evoca una infancia perdida y luminosa, a pesar de todo, en la cual el cine fue muy importante y durante la cual también leíamos a menudo revistas argentinas, que se cambiaban lo mismo que las novelas baratas, sobre todo el Para ti.  Eran ya atrasadas cuando nos llegaban però las revistas de entonces no eran como las de ahora, pura tontería y actualidad, sinó que incluían mucha literatura, novelitas cortas, a menudo de autores importantes, recetas de cocina, poesías, artículos de divulgación.  Las cubiertas mostraban chicas muy guapas, eran de un gran dibujante, Raúl Manteola. Todavía a veces veo algunas en los encantes del domingo, en Sant Antoni. Para ti todavía se publica, después de más de noventa años, aunque hoy es una revista muy distinta, claro.
Argentina estuvo de moda en España durante años, de allí nos llegaba carne y alguna cosa más, en tiempos de injusto bloqueo a causa de la dictadura franquista que, por cierto, nos obligaron a conservar las potencias europeas que nos bloqueaban. La visita de Eva Perón fue todo un acontecimiento y su muerte, muy llorada. También hablaba mi madre a menudo de una tía que emigró allí con dos hijos, después de la guerra civil, y que tenía allí otros hermanos. Le perdimos la pista y hace unos años, también gracias a internet, contacté con algunas de sus nietas, lástima que mi madre ya no estuvo a tiempo de saberlo.



jueves, 24 de noviembre de 2011

Eva Perón, su época y nosotros



En el cine Alexandra de Barcelona se puede ver actualmente el documental La sombra de Evita, de Xavier Gassió. He leído en alguna parte que el documental se realizó al buscar información para una película encargada a Villaronga sobre la estancia de Eva Perón en España, el año 1947. El documental incide en esta visita pero también traza un perfil biográfico muy interesante de este personaje emblemático, mitificado y todavía misterioso.

Yo nací un año después de aquella visita. Cuando Eva Perón murió yo tenía cuatro años pero mi familia, las vecinas y casi todo el mundo recordaba aquellos días como una especie de fiesta inesperada, que coloreó la oscuridad de aquella época de escasez. Un barrio de barracas de Barcelona se llamó La Perona porque, según cuentan, al preguntar a sus vecinos cuando habían llegado allí solían responder que en el año de la Perona, o sea, 1947. También hay una judía verde llamada perona. Ignoro si su denominación tiene algo que ver con el personaje argentino pero no me extrañaría.

Su muerte prematura, en plena juventud, contribuyó a construir una leyenda controvertida sobre esta mujer carismática, que movía muchedumbres y despertaba pasiones y odios. Después de muerta su cadáver también fue objecto de una macabra historia hasta que su familia pudo enterrarla de forma más o menos convencional. Perón volvió a España con el féretro años después, acompañado de su tercera esposa, una dama inquietante, Maria Estela/Isabelita quién, alentada por el siniestro López Rega participaba en misas negras ante el cadáver de Eva, para captar la energía de la difunta.

Argentina era un país lejano y fabuloso en mi infancia. De allí nos vendieron, a la hambrienta España, carne y grano, en una época en la cual Europa nos negaba el pan y la sal, de la misma manera que había negado su ayuda a la República. Mantuvieron una dictadura en España por razones geoestratégicas, por miedo al comunismo, y castigaron a un pobre pueblo pobre y ya bastante castigado. Personalmente creo que peor que la guerra y la derrota fue esa postguerra en la cual nos convertimos en una cosa rara, decadente y meapilas, en el continente europeo mientras en otros países mucho más culpables se restablecía la democracia y se rehacía la economía.

Perón fue un personaje también inquietante y enigmático, una especie de Mussolini latino, por compararlo con alguien. Aunque muchos tenemos incluso lazos familiares con Argentina, tierra de acogida para muchos desesperados, vemos su cine, conocemos personas que hoy conviven con nosotros y que nos son muy cercanas, la verdad es que su política nos resulta todavía algo difícil de entender. Bueno, de hecho, nos cuesta entender incluso a nuestro propio país y todos esos vaivenes crueles de los dos últimos siglos. Hoy se estudia una historia de manual escolar, de buenos y malos, para ir por casa.

El documental muestra todas las contradicciones de la política argentina pero también de la europea. Perón valoraba el anticomunismo de Franco pero éste no le caía bien por ser un dictador. Por eso mando de visita a su esposa, en lugar de venir él, invitado por aquel jefe del estado por la gracia de Dios. A Franco incluso le cayó bien aquella dama elegante, provocadora, tardona, para desesperación de doña Carmen Polo. Y es que aquí, además de tener mala suerte con el dictador la tuvimos con su familia, con esa señora impresentable que arruinaba joyeros. Eva Perón tenía muchos defectos y un lado dictatorial, pero quería favorecer a los pobres, a los descamisados, y repartió limosnas y ayudas sin freno, de forma populista pero eficaz a corto plazo. También logró la igualdad de las mujeres, el voto femenino, por el cual luchó de forma decidida.

Cuando murió, como es sabido, hubo un golpe de estado. Al cabo de los años se quiso recuperar el peronismo. Y finalmente sufrieron una dictadura sangrienta, indiscriminada, salvaje, mientras aquí caminábamos a trancas y barrancas hacia la transición. Más adelante, aquello del corralito. Y hoy, según cuentan, todo ha mejorado y una nueva dama carismática, una viuda de buen ver, despierta pasiones populares. Eva Perón consiguió incluso un indulto para Juana Doña, una presa comunista condenada a muerte que años más tarde siguió luchando por sus ideas y envejeció sin abandonarlas. Hoy el comunismo parece también, ya, una ideología sin futuro, porque culpamos a las ideas de lo mal que los hombres las utilizan cuando llegan al poder, como ha pasado con el cristianismo, con el anarquismo, con tantas revoluciones pasadas por agua y por sangre. 

Respecto a los temas históricos del siglo pasado, prefiero los documentales a las películas de buenos y malos que nos ofrecen, incluso a esos inventos que mezclan realidad y ficción y que también han conseguido éxitos literarios. La realidad siempre es más dura que la ficción pero también más ambigua, incluso más amable a veces. Muestra las contradicciones, las traiciones, los dobles juegos de tantos héroes que queremos mitificar porque parece que nos hemos de mirar en alguna parte para tomar ejemplo. En resumen, un documental imprescindible para ir mucho más allá de las canciones del famoso musical y de Madonna disfrazada de Evita.