Recordó google en sus dibujitos de presentación, hace unos días, el 160 aniversario del nacimiento de Ramón y Cajal. Don Santiago es uno de mis mitos retrospectivos, aunque como opinó de todo y dejó constancia escrita de ello no puedo dejar de enojarme cuando leo sus opiniones sobre las damas. Era un hombre de su tiempo, claro. Incluso llegó a evolucionar un poco, en su larga vida, y en los últimos escritos admite la posibilidad de mujeres estudiosas y profesionales pero, eso sí, deseando que no dejen de lado su papel. Ese papel, en sus tiempos y en gran parte de los nuestros, era el de esposa abnegada y madre sacrificada.
De hecho, muchas trabajadoras de fábricas insalubres o el gran número de criadas mal pagadas de aquellos años ya se hubiesen conformado con ese papel, incluso se hubiesen sentido más que satisfechas. Me atrevería a afirmar, además, que muchos hombres explotadísimos se hubiesen cambiado a gusto por una dama burguesa con plato caliente cada día. Todo es relativo, circunstancial y debe situarse en su contexto.
Que los conservadores y de derechas, en general, han tenido tendencia, con las bendiciones pertinentes de la iglesia, a relegar a las damas a su rincón, tiene una explicación y sabemos con quién nos la jugamos. Lo peor es que mucha progresía avanzada se aprovechó también de las señoras y les despreció olímpicamente en el fondo. Si eran guapas, mira, les dedicaban pinturas y poemas. Las mujeres feas han sido el objecto de discriminación más feroz de la literatura y parte de la sociedad, sólo hay que repasar un gran número de novelas antiguas y modernas, algún día habrá que estudiar tanta burla y tanta malicia misógina de todos los colores.
Julia Varela publicó el año pasado un libro sobre tres grandes damas que vivieron a la sombra de hombres brillantes y narcisistas, cuando ellas les daban cien mil vueltas: Carmen Baroja, María Teresa León, Zenobia Camprubí. Carmen Baroja a la sombra de su hermano y las otras dos a la sombra de su pareja. Escuchaba esta madrugada a Julia Varela por la radio de la UNED, hablando de ese libro, de esas damas, de los hombres que vivieron a su lado. Incluso, en el caso de León y Camprubí, sus casas, sus hogares, estaban hechos a gusto y usos de los señores. Los hombres brillantes lo pasaban más bien con las señoras brillantes que con las frívolas y tontas, siempre que fuesen guapas y no brillasen más que ellos. El futuro no las ha tratado con justicia y los textos que escribieron no son fáciles de encontrar y han tenido poca difusión cuando deberían ser de lectura obligatoria.
Me temo que tampoco el libro de Julia Varela va a ser de los más promocionados y que incluso no lo encontraremos con facilidad en las librerías. Lástima. Escuchando a la autora me venían a la cabeza casos parecidos catalanes, Clementina Arderiu, Anna Murià. Hace poco leía una entrevista a la centenaria madre de Montserrat Roig, Albina Francitorra, cuyo marido, escritor, abogado, intelectual, desaconsejó practicar la escritura e incluso le dijo que lo que escribía era mediocre. Cuando enviudó, la dama hizo muchas cosas que no pudo hacer antes. Lo peor es que no siempre se enviuda a tiempo, a menudo el hombre brillante ha plantado antes a la dama por otra de más joven, en el caso de parejas de culto, como hizo Neruda con sus mujeres. Por presiones de la época eran muchas las mujeres que renunciaban a su vida brillante y profesional, como hicieron actrices estupendas, Victoria Rodríguez, la viuda de Buero, Elena Salvador, esposa del doctor Puigvert.
El debate republicano sobre el voto femenino enfrentó a dos mujeres de talla, las dos sin pareja conocida ni hijos, Victoria Kent y Clara Campoamor. Aunque se concedió el derecho al voto se culpó a las mujeres del poder de las derechas, culpa injusta, ya que en aquellas elecciones a nadie le gusta recordar que el anarquismo llamó a la abstención. Campoamor sufrió incluso en el exilio cierto desprecio de los exiliados republicanos por ese motivo. Kent regresó a España en 1977, había perdido, como muchos exiliados, el contacto con la realidad del país. La vi por televisión y me sorprendió escucharle afirmar que si una mujer quería dedicarse a su profesión, a la vida pública, no debía tener ni pareja ni hijos. El país todavía no estaba para muchas alegrías y regresó a los Estados Unidos, donde murió en 1987.
El bueno de Ramón y Cajal creo que dividía a las mujeres en cuatro grupos, la colaboradora, como madame Curie, una rareza, la mujer amante del lujo, explotadora del hombre, totalmente desaconsejable, la artista, un caso también raro pero necesario para la cultura y la esposa abnegada como la suya, dedicada al marido y a la familia, claro. Todas esas divisiones son divertidas y tenemos tendencia a la etiqueta, no van más allá, miradas en la distancia. Respecto a los hombres de antes podrían hacerse muchas más. No es fácil, ni para un hombre ni para una mujer, apartarse del pensamiento dominante, crea muchas dificultades. E incluso entre los más machistas podemos encontrar a los buenazos y a los maltratadores, por ejemplo.
Nada es fácil y la tendencia actual de la mujer moderna a querer hacerlo todo y querer hacerlo bien ha generado muchas frustraciones. Lo tenemos mejor que antes pero me sorprende a menudo, en los personajes públicos masculinos, esa tendencia a la infidelidad, al cambio de la pareja de siempre por una de más joven y de buen ver cuando se prospera. He visto, en público y en privado, como algunos hombres se negaban a tener hijos con una de sus parejas para, después, liarse con una jovencita y tenerlos, cuando ya eran yayos, de hecho, y la pobre pareja anterior ya no estaba a tiempo de embarazarse. Hombres de izquierda, progresistas, que hablan públicamente de justicia y de todo eso. Desconfío de aquel que predica la revolución y luego no pasa la asignación mensual a su ex o la engaña olímpicamente cuando le parece.
Quizá también existe todavía la mujer mala y fatal de los tangos, la traidora y arruinadora de tontos útiles que provoca agresiones violentas del pobre hombre burlado, hoy, por suerte, muy mal vistas (las agresiones). Aunque, eso sí, no erradicadas, ni mucho menos. En esos temas no se puede hablar de forma general y tópica, hay que ver los casos individualmente. Lo mismo en lo referente a la prostitución, tema en el cual se mezcla de todo, buenismo, oportunismo, meter en el mismo saco a la explotada y a la bien pagá, feminismo radical y confundir lo mejor con lo posible.
En todo caso, repasar la vida de aquellas damas pioneras, inteligentes, brillantes, a las cuales el tiempo va colocando en su sitio, a veces bastante más elevado que el de sus hombres, resulta imprescindible porque aunque parece que todo pasó no es así, ni mucho menos.
Des de mi presente actual, comprobar como la misma Joan Baez hizo una versión de aquella historia terrible del preso número 9, me horroriza, la verdad. Así nos va.
Y, por cierto, no vale decir que era la época. En la havanera Allá en la Habana el hombre burlado se lo toma con mucha más filosofía realista y pacífica.
Des de mi presente actual, comprobar como la misma Joan Baez hizo una versión de aquella historia terrible del preso número 9, me horroriza, la verdad. Así nos va.
Y, por cierto, no vale decir que era la época. En la havanera Allá en la Habana el hombre burlado se lo toma con mucha más filosofía realista y pacífica.
8 comentarios:
Siempre me ha sorprendido el debate republicano sobre "conceder" el voto a las mujeres, sospechando de su tendencia "natural" a votar a la derecha. Se llegó a decir que la mujer estaba más manipulada que el varón por parte de la iglesia, es decir: que era un ser más dócil y convencible.
Aún así, no estoy seguro de que Victoria Kent no tenga cierta razón cuando afirma que una mujer debe renunciar a la familia si quiere desarrollarse profesionalmente, en igualdad de condiciones.
Trabajo en una escuela cuyo claustro de docentes es de 32. De ellos, 5 son hombres. Curiosamente, 3 de esos 5 forman el equipo directivo (que conste que yo soy de los 2 restantes).
Lluís, Clara Campoamor incidió bastante en el tema, se relegaba a las mujeres al ámbito doméstico y sólo se les permitía hacer vida social en la iglesia y luego se lamentaba el tema. Ganaron las derechas, cierto, pero era un país dividido, las izquierdas se habían desprestigiado y los anarquistas, que tenían mucho peso, habían llamado a la abstención, sin embargo se culpó al voto femenino. Los debates sobre el tema son interesantísimos, se dijeron grandes barbaridades y a la pobre Campoamor le amargaron la vida incluso en el exilio.
Sobre lo que dices, he pensado mucho sobre ello, en mis años de trabajo en la escuela lo he constatado, incluso en ese ámbito tan feminizado de la primaria los hombres detectaban la mayoría de cargos directivos. Pasa en muchos otros sectores pero en este es muy evidente por la mayoría femenina en el contexto, un tema que también habría que estudiar a fondo. ¿Es por qué ellas no quieren cargos o por qué no quieren competir con personas más ambiciosas? ¿Es comodidad? No estoy segura, en primaria he visto muchos equipos formados por director-hombre, jefe de estudios-mujer y la jefe de estudios trabajaba bastante más.
Creo que se ha despreciado demasiado el tema biológico, el hombre (siempre hablando de forma general y, por tanto, algo injusta) es más agresivo y ambicioso, la mujer pasa más de cargos y tiene más afición al ámbito doméstico, incluso cuando puede elegir de forma libre. La igualdad de oportunidades se ha confundido con una especie de 'obligación' a las mismas oportunidades y aunque no negaremos la capacidad lo que si pongo en duda es la tendencia al 'poder' o, en el caso de los hombres, la tendencia a la 'paternidad'. También hay más hombres maltratadores, por ejemplo.
Es un tema polémico, da para escribir y pensar mucho y hay gente que se enfada si le comentas que somos mucho más 'animales' de lo que nos gustaría. La cultura ha ido cambiando las cosas con el tiempo y las oportunidades y la evolución del pensamiento pero observar la sociedad constata cosas como esa que comentas.
Cuando existía la EGB la mayoría de los hombres se concentraban en el equipo directivo y en la segunda etapa,los que pudieron se pasaron a la ESO después.
Lo mismo suele pasar en ámbitos como sindicatos, partidos políticos, o se ponen mujeres florero o se colocan algunas casi por obligación moral, no creo que todo sea culpa de las costumbres y la cultura, creo que hay algo más 'biológico'.
Y hay otro tema, cuando hay niños de por medio, en una pareja, alguien tiene que responsabilizarse más, hoy todo va cambiando pero creo que sigue siendo la mujer, no sólo por discriminación sino también por 'afición'. En los últimos años he sabido de parejas jóvenes que se han separado porque el chico no quería tener hijos, por ejemplo.
Por otro lado, también hay estudios que han cuestionado lo del instinto maternal, en las sociedades aristocráticas y de las altas burguesías de antaño las mamás dejaban sin complejos a los niños en manos del servicio (femenino, eso sí) para hacer su vida. Es el tema de novelas católicas como Pequeñeces, por ejemplo, en la cual se critica la frivolidad de las damas ricas. Es éste un tema complicado
Pues si es un tema complejo, y me pregunto porqué no se habla tranquilamente. Estoy de acuerdo en que la igualdad de oportuniades se ha tratado de forma abstracta y teórica: a lo mejor no a todos nos atraen las mismas cosas, y las oportunidades "igualadas" son otra obsesión llena de prejuicios, en este caso promovidos por una izquierda otodoxa y homogeneizada, retórica.
Estoy de acuerdo también en algo poco amable: nuestr parte animal es enorme, a veces abrumadora. Institntos, superviviencia e inonsciente tienen un peso determinante en nuestras vidas y por lo tanto en nuestra organización.
Preciamente, Lluís, tengo ganas de leer este libro porque por los comentarios de la autora creo que incide bastante en este tema de las preferencias femeninas y de una forma de ser mujer de izquierdas que hoy nos puede parecer conservadora cuando quizás fue su elección personal y no una obligación.
Observando los patios de un colegio,por progre que sea, y contando con excepciones, todavía la mayoría de niños juega a futbol y las niñas hacen corrillos cantando o hablando de 'sus cosas'.
La emancipación de la mujer ha tenido el efecto perverso de hacer ya imprescindible su sueldo en el contexto familiar, de elección ha pasado a obligación, cosa que ha favorecido a muchos sectores. Por otro lado el tema familiar se ha complicado, quién limpia? quién cuida de los bebés, de los abuelos? Pues, si hay dinero, la asistenta -mujer- de los países pobres, además mal pagada. Y, si no es así, nadie o el gobierno del cual no nos podemos fiar pues ganar votos es su objetivo principal. Hay que ir con cuidado con lo que se desea, je, je.
Un análisis serio del tema nos llevaría a conclusiones que no gustarían a nadie. Yo también conozco mujeres digamos que de izquierdas con asistenta latinoamericana para que ella pueda desarrollar su labor profesional. Es muy complejo: la igualdad es obligatoria? Eso lleva a situaciones tan paradójicas como que el partido más paritario sea el PP. Seguro que tras cada diputada, consejera o senadora hay por lo menos una asistenta inmigrante mal pagada, lo cual no lleva a ninguna solución real de la situación de la mujer.
Sobre los patios de los colegios (que yo aún piso un par de días por semana) te diré algo: de algunos (pocos) años para aquí, las niñas han empezado a jugar al futbol. De momento no he visto ningún niño jugando a los juegos "de niñas".
Al margen de la posible infantilización de la sociedad y la cultura que los sabios observan, yo observo una progresiva masculinización. Si lo sumamos nos da un paisaje bastante feo.
La supuesta 'igualdad' ha llevado, desde el principio de las reivindicaciones, a esa masculinización que comentas, bastante evidente, los buenos valores eran los 'masculinos': ambición, éxito profesional, dedicación al trabajo para medrar, llegar a jefa. Las profesiones femeninas tradicionales se han despreciado en general, el ejemplo más lamentable es el de la limpieza doméstica, sus trabajadoras no han conseguido que se las considerara ni tan sólo como a un mal electricista. Hace cuatro días que se ha obligado a asegurarlas y todo esta llevando muchos problemas, agravados por la crisis y las circunstancias.
Los trabajos domésticos debieran ser, cuando menos, como una FP de primer grado, me parece.
En los patios, lo mismo, algunas niñas jugan a fútbol aunque, evidentemente, si lo hacen bien no tendrán ninguna oportunidad de ser Messi, hace bastantes años, en unos programas de cine para les escuelas de tiempos más alegres y innovadores vimos una peli de un país del este, no sé si Polonia, Ivana al ataque, una chica jugaba con sus amigos a fútbol hasta que estos eran tan buenos que los 'fichaban' para las competiciones 'serias'.
Un tema complejo en el cual no se entra a fondo, muchas veces la solución no ha sido compartir el trabajo doméstico y el cuidado de niños y ancianos sino buscar 'gente de fuera' y pagarla, con lo cual, claro, se hace necesario disponer de un gran sueldo o de dos sueldos normalitos.
Ens ho hauríem de fer mirar, tot plegat.
Sobre la paradoja de encontrar más mujeres en puestos importantes en partidos de derechas hace poco intervine en un blog, en los comentarios, no creo que la mujer sea más de derechas, quizá algo más conservadora. Sin embargo creo que las derechas son más eficaces y si alguien funciona no entran a fondo en otras cosas, los partidos de izquierda tienden a las divisiones y a ciertos amiguismos ideológicos, pasó en la guerra civil lo mismo, su división,pero parece que no se escarmienta. Se ha quemado a muchos buenos líderes de izquierda y da la impresión de que medran los trepas y los oportunistas. No diré que en las derechas no pase pero a la hora de la verdad lo primero es mandar y que la cosa funcione. A su manera, eso sí. Los valores tampoco son los mismos y facilitan el tema, son un poco como la empresa privada y la pública, no sé si me explico.
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