viernes, 5 de junio de 2015

EL SUR MÍTICO Y EL NORTE HOSTIL



La televisión nos está ofreciendo un largo y admirable ciclo sobre el cine español pero que no escapa a uno de los problemas de nuestro tiempo, la acumulación.  Demasiadas películas en pocos días castigan el producto, a mi entender e incluso ya se ha comentado que esos espacios tienen poca audiencia, las malditas audiencias presuponen que todo se calcula a lo grande y que la bondad de un producto va ligado al número de consumidores. 

Ya sé que en la actualidad una se puede grabar lo que sea, volverlo a ver cuando le parezca y todo eso, pero hay algo indefinible que nos hace valorar más las cosas cuando se nos ofrecen en dosis controladas y digeribles. Algunos canales recuperan en ocasiones miniseries de cuatro o más horas, pensadas para emitirse en capítulos semanales y que se passan seguidas, de arriba a abajo, en alguna larga tarde de sábado, cosa que las frivoliza aunque sean interesantes.

Hace tiempo comentaba con algunas personas que tengo películas en DVD que no me miro nunca y que, en cambio, vuelvo a mirar cuando las pasan por televisión. Me sorprendió combrobar que no era yo sola quién hacía eso, sinó que resulta bastante corriente. No sé el motivo, quizás hay algo misterioso que nos hace apetecible aquello que se supone que compartimos, cosa que explicaría el hecho de qué a veces se generen colas para contemplar cuadros de un pintor que tenemos olvidado en el museo local.
Resultat d'imatges de Víctor erice
Ayer pasaban por televisión ese monumento que es El Sur. Víctor Erice es un director inclasificable, que ha hecho muchas cosas poco conocidas y muy interesantes. Sin embargo el público normalito nos quedaremos siempre con El espíritu de la colmena y El Sur, con esas imágenes que recordamos incluso fuera de contexto y que forman parte de nuestro imaginario sentimental. Erice estuvo casado con otro personaje inclasificable, la escritora Adelaida García Morales, que tuvo un éxito brillante y efímero con ese relato y con El laberinto de las sirenas. Siguió escribiendo pero no fue lo mismo y en nuestro país, como cuenta con ironía Fernán Gómez en sus memorias, nunca eres famoso del todo, siempre has de estar renovando tus credenciales artísticas. 
García Morales se retiró a las Alpujarras y murió de forma todavía algo prematura, ya que hoy queremos creer que morir antes de los ochenta es morir joven. Falleció en septiembre de 2014 y su muerte la recogió la prensa de forma algo mezquina, ignoro si la gente joven de hoy, en general, sabe quién fue aunque El laberinto de las sirenas fue un libro obligado en algunos institutos como lectura de bachillerato, cosa que quizás lo perjudicó porque está lleno de referencias culturales muy elaboradas y para todo hace falta una cierta madurez aunque probablemente sirvió de semilla en algunas almas sensibles y precoces.


Parece que hubo un proyecto para llevar al cine El laberinto de las sirenas como hubo otro para filmar la segunda parte de El Sur. También hubo el proyecto de qué fuera Erice el director de El embrujo de Shangai pero acabó en manos de otro director que no fue capaz de extraer del libro de Marsé toda la magia posible. Hace poco comentaba que Delibes había tenido suerte con las adaptaciones de sus libros al cine, a Marsé le ha sucedido lo contrario.

El universo de los proyectos fallidos es muy interesante, casi tanto como el de los amores imposibles. El sur, la película, es mucho más que una historia ambigua y llena de nostalgias, es un libro de poesía visual en donde no sobra ni falta nada. Cada una de sus imágenes nos podría inspirar otras historias, poemas, pintura, dibujos, música. Todos los actores están muy bien pero resulta imposible no admirar a una Rafaela Aparicio en estado de gracia,  una de esas actrices de raza, a menudo mal entendidas y mal aprovechadas, condicionadas por su apariencia física.

Vimos a menudo fotos de Adelaida García Morales de joven, en el tiempo de sus éxitos literarios, aunque siempre fue persona discreta. Era una mujer muy bella, misteriosa, poco convencional. De mayor ya no la vimos tanto, seguía siendo hermosa y misteriosa pero nuestra sociedad no aprecia la belleza de la madurez, de la vejez, todavía menos si la gente engorda, las mujeres lo tienen peor que los hombres y muchas actrices y cantantes siguen el camino absurdo de los retoques y las dietas hasta quedar reducidas a momias. 

Una de esas personas que salen por la tele a hablar de tonterías comentaba en una ocasión que antes las damas preferían estar gorditas y tener menos arrugas, y que ahora prefieren estar delgadas y elegantes aunque tengan más repliegues.  Las mujeres se han liberado en teoría pero siguen, en gran parte, sujetas a modas absurdas como esos zapatos con talones imposibles e incómodos que limitan el movimiento o esos temas de estética tonta, siempre surgen nuevos corses con los cuales controlarnos y, encima, los encontramos bonitos.
El sur, aunque no tienen nada que ver, me evocó una película algo anterior en el tiempo de la cual también tengo hermosos recuerdos, Los días del pasado, de Mario Camus, lo mejor que hizo Marisol en ese papel de maestra andaluza perdida por un norte hostil para recuperar lo irrecuperable, la ilusión, personificada por ese fugitivo castigado por la guerra civil y que todavía quiere seguir luchando, interpretado por Gades, entonces pareja de la actriz. Dicen que la memoria es el mejor crítico aunque yo creo que también es un crítico subjetivo, extraño, a veces incluso injusto. 

Las películas, como los libros, van ligadas al momento vital en el cual las contemplamos, al lugar dónde las vimos, a las personas que nos acompañaban entonces. Por eso las relecturas, a veces, decepcionan. Sin embargo ayer comprobé que la película de Erice conserva, aumentada incluso, toda su magia. Y eso que ver una película por la tele no tiene nada que ver con disfrutarla en una sala convencional, cómoda, llena de gente, en pantalla grande.

Hay mucha literatura relacionada con los puntos cardinales, existe una filosofía para cada uno de ellos, una poesía del norte, del sur, del este y del oeste. A veces mitificamos alguno de ellos, el más desconocido para nosotros y queremos creer que un cambio de rumbo hará variar nuestra suerte, sin embargo la rosa de los vientos está en el interior de nuestras frágiles almas soñadoras.


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