Estoy leyendo Partir de Tahar Ben Jalloun y me sorprende no haberme tropezado con demasiadas reseñas ni comentarios sobre esta novela, que habla de unos hechos tan próximos a nosotros, como son la emigración desde el Magrib a España, la situación de la mujer, el integrismo islámico, el terrorismo, la desconfianza hacia los otros, el desconocimiento de la realidad, la familia y los cambios que ha sufrido... Además, en el libro sale Barcelona, España, un señor catalán rico, residente en Marruecos, homosexual, maduro, que quizá nos evoquen algún personaje conocido.
Considero a Ben Jalloun un gran escritor, aunque algo irregular. Incluso este libro, lleno de fragmentos inquietantes y poéticos, en ocasiones parece más bien un conjunto de narraciones, como si las distintas historias no acabasen de encajar. A pesar de eso, me extraña el despiste literario, que incide en tanta novela histórica o lo que sea, en relecturas del nazismo, que no molestan, pero que nada aportan al conocimiento de esta banalización del mal absoluto que significó, y, que, en cambio, se haya pasado de puntillas por esta novela, que habla del presente y de nosotros mismos.
Hay grandes temas literarios, universales, en ese mundo de fuera, que nos llega de tantos lugares. De repente, ciudades y lugares míticos, Cochabamba, Guayaquil, Beni Mellal, Tánger, incluso el Tibet, que no eran nada mes que nombres en los atlas de mi infancia o paisajes pintados en los cartones que decoraban las películas antiguas, se vuelven hoy, a través de la escuela y de unos niños como los demás, vivos y cercanos. He entrado hoy en el blog Cóc Ràpid y he leído una bella evocación de nuestras calles de la infancia. La calle todavía es de los niños, al menos en mi barrio, pero, eso sí, de los niños pobres. A menudo se afirma gratuitamente que los niños no juegan en la calle, pero lo que se quiere decir es que ‘nuestros’ niños no juegan en la calle. Creo que saldrán grandes obras literarias, de toda esa generación de forasteros, la verdad.
Un maestro de origen marroquí me decía, hace años, que Ben Jalloun se había acomodado, que ya no criticaba Marruecos, porque intentaba estar a bien con su gente y ser bien acogido en su país. Pues en ese libro, precisamente, es muy crítico con la situación, muy poco acomodaticio. Muchos fragmentos de Partir nos pueden evocar perfectamente situaciones de la España franquista, sobre todo de las primeras décadas de la posguerra, con una circunstancia agravante, incluso muchos jóvenes con estudios, en esta sociedad norteafricana, no tienen perspectivas de futuro y tan sólo ven, como salida, la huída, sea donde sea y cómo sea. La mujer es la gran protagonista, en el libro, salen varias: diferentes, luchadoras, lúcidas, sometidas. Que un libro como éste no haya generado tanto debate como muchos otros menos ambiciosos refleja un cierto miedo al presente y a entrar en los temas realmente graves y serios de nuestro tiempo.
Considero a Ben Jalloun un gran escritor, aunque algo irregular. Incluso este libro, lleno de fragmentos inquietantes y poéticos, en ocasiones parece más bien un conjunto de narraciones, como si las distintas historias no acabasen de encajar. A pesar de eso, me extraña el despiste literario, que incide en tanta novela histórica o lo que sea, en relecturas del nazismo, que no molestan, pero que nada aportan al conocimiento de esta banalización del mal absoluto que significó, y, que, en cambio, se haya pasado de puntillas por esta novela, que habla del presente y de nosotros mismos.
Hay grandes temas literarios, universales, en ese mundo de fuera, que nos llega de tantos lugares. De repente, ciudades y lugares míticos, Cochabamba, Guayaquil, Beni Mellal, Tánger, incluso el Tibet, que no eran nada mes que nombres en los atlas de mi infancia o paisajes pintados en los cartones que decoraban las películas antiguas, se vuelven hoy, a través de la escuela y de unos niños como los demás, vivos y cercanos. He entrado hoy en el blog Cóc Ràpid y he leído una bella evocación de nuestras calles de la infancia. La calle todavía es de los niños, al menos en mi barrio, pero, eso sí, de los niños pobres. A menudo se afirma gratuitamente que los niños no juegan en la calle, pero lo que se quiere decir es que ‘nuestros’ niños no juegan en la calle. Creo que saldrán grandes obras literarias, de toda esa generación de forasteros, la verdad.
Un maestro de origen marroquí me decía, hace años, que Ben Jalloun se había acomodado, que ya no criticaba Marruecos, porque intentaba estar a bien con su gente y ser bien acogido en su país. Pues en ese libro, precisamente, es muy crítico con la situación, muy poco acomodaticio. Muchos fragmentos de Partir nos pueden evocar perfectamente situaciones de la España franquista, sobre todo de las primeras décadas de la posguerra, con una circunstancia agravante, incluso muchos jóvenes con estudios, en esta sociedad norteafricana, no tienen perspectivas de futuro y tan sólo ven, como salida, la huída, sea donde sea y cómo sea. La mujer es la gran protagonista, en el libro, salen varias: diferentes, luchadoras, lúcidas, sometidas. Que un libro como éste no haya generado tanto debate como muchos otros menos ambiciosos refleja un cierto miedo al presente y a entrar en los temas realmente graves y serios de nuestro tiempo.
4 comentarios:
Ya apunté el libro, me llamó la atención leerlo. Bueno, todo lo que huela a libros.
Gracias por la presentación del autor, no lo conocía.
Abrazos.
Gracias por la visita, Clarice. Fue Premio Goncourt, de hecho, actualmente vive en Francia donde es muy conocido.
NO lo conocía, pero me temo que debe ser muy corriente estas ignorancias de los autores que son muy poco promocionados con tantas "Catedrales" en el candelero.
Agradeczco tu buen hacer.
Saludos cordiales.
Hola, Petrusdom,
Eso de los autores también va a modas, es un poco como la bolsa, hace algunos años incluso estuvo en Barcelona, ciudad que debe conocer bastante por la referencias que salen en el libro. En cambio, sobre este libro, se ha hablado muy poco.
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